Pero, "quién diablos haría este llano tan grande"?
Juan Rulfo.
Por un estrecho sendero, a veces un poco aéreo, llegaremos a la Cueva del Toro, enorme cavidad refugio de maquis.
Volvemos al Páramo a recrearnos con la rica diversidad de plantas y flores. Aquí una variedad de Té de Roca.
Manzanilla de Lastra.
Y de vez en cuando nos asomamos al Valle de Valderredible, pero con cuidado, el precipicio es de embergadura.
El camino que nos lleva hacia Covalagua está flanqueado por grandes quejigos trasmochos. Modalidad de poda que sirve para un mejor aprovechamiento de leña, tanto para la lumbre como para hacer el carbón vegetal.
Finales de julio quizás no sea la mejor época para ver en su plenitud esta surgencia de Covalagua, aún así es un entorno fantástico.
Todavía tenemos tiempo de realizar una visita guiada a la iglesia de Mata de Hoz en el vecino Valle de Valdeolea.
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