Balcones y jardines adornados y el tractor calentado motores, estamos en época de recogida de la hierba.
El clima frío y húmedo de la comarca favorece la abundancia de praderías, de un sólo corte, pero hierba de calidad.
Pastos aprovechados tanto por las charolesas como por las limusinas. Falta poner en valor real el producto, carne de primera calidad de las explotaciones extensivas.
De repente, entre prados y bosques aparecen pueblos con pequeñas joyas. Como este ábside románico de la iglesia de Virtus. S. Xlll.
Desde el Puerto de Carrales tomamos esta foto de Los Castros de Barrio y Quintanilla. Antiguos pobladores los ocuparon.
Si será fresca el agua de la fuente de Higón que no nos dejaban de pequeños beber directamente del caño. Cogíamos anginas, decían nuestras madres.
Si alguno se anima, que sepa que hasta Santiago de Compostela son 570 km. Eso marcaron nuestras bicis allá por el año 2010.
La culpa de un paisaje espectacular y verde lo tiene ese viento del norte cargado de humedad que asoma por el Puerto del Escudo, formando oleaje en el pantano.
La cigüeña aprovecha el prado recién segado para buscar ranas y culebras que tendrá a sus polluelos con hambre atroz.
No son aquellos chalados en sus viejos cacharros, son aficcionados al kite-surf que valiéndose de las térmicas que descienden del Puerto hacen volar sus cometas y sus tablas.
Yo, sin embargo, he tenido que pedalear contra viento para llegar a casa.
1 comentario:
Pues que la bota siga rodando....no lo dudo
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