sábado, 10 de julio de 2021

VERANO.

Quizás la estación más esperada y deseada del año.
Uno tiende a buscar la luz y el sol, días largos y tiempo cálido pero sin pasarse, por lo menos en estas latitudes.
Aprovechamos este fabuloso día de verano para darnos un paseo por San Miguel de Aguayo.
Disfrutando de su ondulado paisaje de praderías y bosques de hayas, avellanos, espinos y acebos. 
Entrada la mañana ya las vacas están tumbadas rumiando. Cuenta el municipio con una abundante cabaña ganadera.
 Aunque la mixta quizás no ha llenado la panza, necesitan mucha comida estos animales.
Roberto pasa revista a su manada, no vaya a ser que haya alguna averiada.
Mientras, Sito no puede reprimir hacerle una caricia a la hispano-bretona. Comentamos el resto, que tiene un don especial este botero con los animales.
El verano es la estación de los olores, y éstos, grandes evocadores de recuerdos. A mí el verano me huele a hierba, a manzanillas y madreselvas. Me huele a ganado en libertad y a cangrejos. Y me huele el viento norte cuando sale a las cinco de la tarde. Y todo ello me trae recuerdos.
También huele a barbacoas y sardinas, y el día de hoy huele a paella valenciana.
Y si huele bien, es que sabe mejor. Bien acompañada de personal y regada con un caldo también valenciano. Un lujo.
Ya llegó la niebla y con ella la humedad y el fresquito. Las vacas contentas de espantarse la moscas y reiniciar el pasto.
 Bajamos por el Embalse de Alsa hasta Bárcena de Pié de Concha donde tomamos un digestivo y visitamos su iglesia románica.
Buena jornada de verano que nos echamos al zurrón.












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