martes, 3 de agosto de 2021

CEREZAS, MANZANAS Y MUCHO ARTE.

Siempre es un placer visitar Las Merindades. 
Pedalear por sus viejos caminos, cruzar puentes o vados, y llegar a pequeños pueblos con encanto.
Sean los puentes, romanos o medievales, lo importante es conservarlos. Su misión es unir y comunicar.
Este es el llamado Romano, camino de Villarías.
Y hacernos llegar por ejemplo a Bisjueces, recrearnos en el pórtico de su iglesia y acaso comentar sobre la historia o leyenda de los primeros jueces de Castilla la Vieja.
Incinillas es un pueblo famoso sobre todo por la información de vialidad invernal, con su parte de cerrado o con cadenas, camino de Soncillo. 
Pero a nosotros nos encanta el Tullido de su iglesia entre el músico y el canecillo erótico. Todo en piedra por supuesto.
Y si queremos ver piedras, solo tenemos que meternos hacia el Valle de Manzanedo, parar en el Monasterio de Rioseco y dejarnos llevar...
Piedras colocadas con maestría, formando una perfecta escalera en caracol.
Gracias a los promotores de salvemos rioseco, las piedras siguen en su sitio. El edificio parece estar resucitando de su ruina.
El Puente del Aire comunica Manzanedo con Valdivielso.
Nosotros elegimos el camino antiguo que evitaba cruzar el Río.
Tenemos una buena vista sobre el Puerto de la Mazorra y el pueblo de Valdenoceda.
Aunque lo que de verdad apremia es comprar unas ricas cerezas de Caderechas aprovechando la tienda móvil y hacer un descanso en el bar de Puentearenas, donde daremos buena cuenta de ellas.
De nuevo un puente nos pondrá camino de El Almiñé.
No pudimos ver San Pedro de Tejada, pero ésta tampoco desmerece.
La vieja encina nos arropa y proteje del calor, el camino de vuelta siempre se hace más costoso.
Finalizamos la epopeya con la toma del Alcázar, en punta nuestro Sito el Campeador. No hay quien le doblegue en las llegadas.
Regreso y parada en Puentedey para calmar la sed. Buen día y que vengan más.












No hay comentarios: