Mientras nosotros paseamos, otros se entregan a la dura tarea de extracción de la caloca con grandes redes.
La Maruca cambia por completo vista con pleamar o con la marea baja como nos toca a nuestra llegada.
Puente y muro que permite la entrada y salida de agua para su aprovechamiento en el molino de mareas.
Los animales y huertos de los alrededores de la ciudad surtieron en el pasado a las plazas y mercados.
Desde campos de golf a huertos urbanos, el futuro es incierto para estos pagos. Al final ganará la partida el ladrillo.
Okuda tapa anteriores grafitis en las paredes del colegio y la Virgen del Faro se cobija en esta modernista iglesia.
Ha merecido la pena recorrer los quince km del circuito, como dijimos al comienzo, le hemos sisado un día al bicho.
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