Precioso día de otoño para disfrutar de un paseo por el monte de Salcedillo sin más pretensiones que la de darnos un saludable baño de bosque, ya de paso hacemos ejercicio y cogemos media docena de setas que nos salen al paso.
Mochila al hombro ,vara de avellano y a disfrutar del camino hasta la primera parada en el Puente Rojadillo.
Atrás dejamos el bonito pueblo de Salcedillo, próximo al más conocido Brañosera.
A la vista el robledal por el que transitaremos.
Buen año de bellotas.
El escaramujo en su punto de maduración, como se observa, también abundante.
Aun queda algún pequeño arándano silvestre, los más gorditos se los habrá comido el oso.
La naturaleza te da a elegir y a la vez te avisa con esos colores vistosos de que la seta de la izquierda mejor ni la toques. Nos quedamos con el boletus.
El bosque es una maravilla, robles, hayas, alisos, avellanos, serbales y mostajos, acebos, perijones, y una paz infinita.
Y en caso de emergencia o de que quieras quedarte a vivir puedes hacer educado uso del chozo Tonino, pequeño pero acogedor, escaño para sentarte o tumbarte, hogar para encender fogata y bien orientado. Una gran losa cubre la techumbre.
Y al lado la terraza para disfrutar de la comida.
Quedan diseminados bellos y longevos ejemplares de roble.
Terminamos el circuito y regresamos a Salcedillo contemplado la pradería y las vacas disfrutando de la derrota. |
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