sábado, 24 de agosto de 2013

EL ENJAMBRE.

La Reina ha decidido cambiar de vivienda, no porque sea verano y migre hacia la costa. Será que en la colmena ha nacido otra Reina, y la competencia obliga a la anterior a buscar nueva colmena.
 La Reina, un nutrido grupo de obreras, y algún zángano, salen de la vieja colmena, se darán unas vueltas por lugares cercanos al colmenar y no sé si porque no encuentran colmena a su gusto o por otros motivos, deciden posarse en la pernaja del manzano. El ruido del numeroso ejército de abejas ha alertado a algún chaval que tiraba piedras a los pájaros o simplemente sesteaba a la sombra del frutal.
 Inmediatamente  da aviso al dueño del colmenar más cercano al lugar de avistamiento, quien rápidamente prepara los instrumentos necesarios para la captura de los animalillos.
Bastará con el humeru y el escriño: "Cesta o canasta fabricada de paja, cosida con mimbres o cáñamo, que se usa para recoger el salvado y las granzas de los granos, o para dar de comer a los bueyes cuando van de camino". (Diccionario RAE). "O si la pones boca abajo, para recoger los enjambres cuando se posan de las ramas de los árboles." (Cosecha propia).
 Con el humeru lleno de boñigas de vaca, secas y encendidas, (que contrariamente a lo que pueda parecer, desprenden un olor agradable a las distintas hierbas que el rumiante ha ingerido) se va molestando al enjambre y azuzándolo para que se desplaze al interior del escriño.
 Carlos maneja con destreza el arte, las abejas, tranquilamente y sin ningún tipo de agresividad, irán colándose al fondo del escriño.
 El antiguo dujo, expuesto a modo de recuerdo etnográfico, no será la nueva vivienda del ejambre, tendrá derecho a un adosado con mayores lujos.
Será conveniente que llueva en las fechas propicias para la floración del brezo y otros árbustos y de esa manera asegurar la buena cosecha de miel que el enjambre necesitará para el largo invierno; lo que sobre, acaso los humanos podamos catarlo . En octubre lo veremos. 

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