sábado, 5 de noviembre de 2011

SI NO SABES ADÓNDE VAS, PÁRATE Y PIENSA DE DÓNDE VIENES.

Supongo que muchos de los que marchamos de pueblos como los que hoy visitamos, quizás alguna vez hemos tenido que hacernos la reflexión que encabeza el escrito. Cada cual habrá encontrado sus respuestas, creo que la humildad y la modestia servirán de guía. Como humildes y modestos son cada uno de los diez pueblos por los que hoy pasa esta ruta, pensada con esmero para poder llevarla a cabo en una sola jornada de pedal. Los pueblos son: Hormiguera, Sotillo, San Vitores, Valdeprado, Moroso, Candenosa, Navamuel, Coroneles, San Cristóbal, Navas de Sobremonte, Villanueva de Henares, Quintanas de Hormiguera y Hormiguera.
En la primera foto tenemos la vistosa iglesia de San Vitores y en ésta el núcleo de Valdeprado. Para el desconocedor de la zona, ésta se sitúa en el sur de Cantabria, municipios de Valdeprado y Valderredible, limitando y a veces internándonos en la vecina Palencia.



Parte del camino que seguimos está balizado y se conoce como PR- S 34, o Ruta de los Pueblos Abandonados. Muy sugerente el título, hasta pelín de exótico, pero la denominación no acaba de gustarme. Seguro que quedan personas que han nacido en dichos pueblos y por tanto el abandono no es total.

Estas ruinas pertenecen a Moroso, pocas piedras, muchas zarzas y una impresionante hiedra recubre el paredón de una antigua vivienda.

Pero nosotros hemos venido a disfrutar de un día otoñal de turismo, deporte y aventura. Y desde luego el paraje no nos defrauda.


Entre Moroso y Candenosa atravesamos este hayedo en su punto como el chuletón. Impresionante la alfombra de hojas del camino y los colores de las que quedan en los árboles.

Llegamos a Candenosa que ostenta el honor de ser la población que se encuentra a mayor altitud de Cantabria, 1150 m. sobre el nivel del mar, que es desde donde llegamos nosotros esta fresca mañana. Puede que ese honor le haya costado estar en el estado de despoblado en el que se encuentra, si bien, algún vecino intenta restaurar un par de casas. Charlamos con uno de ellos, nacido aquí, que nos comenta lo bueno del lugar para distraerse, pasar algunas temporadas y sobre todo para curar el asma. Compartimos un trago de LA BOTA y seguimos nuestra ruta.

"Si la niebla asoma por Ahedo, suelta el buey y estate quieto." Como poco el refrán se lo habrá oído Luis a su abuelo, y vive Dios que razón tuvo. Antes de una hora las primeras gotas harán su aparición nada más comer, al socallo de la iglesia de Coroneles.
San Critóbal del Monte aparece después de haber dado una gran vuelta por Navamuel y Coroneles, atravesando pinares y robledales. Se comenta que el año pasado un oso merodeaba por la comarca, incluso dicen que con la intención de degustar la exquisita miel de algún colmenar. Ello como muestra de lo salvaje y despoblado de la comarca, nosotros no vamos de safari, para fieras ya tenemos bastante en el día a día.

Llegamos a Navas de Sobremonte, donde una única familia lo puebla en los últimos treinta años. Son los dueños de este par de ejemplares, que no son pata negra pero se las están poniendo bastante oscuras, igual que el morro, de andar por estos caminos en busca de las suculentas bellotas que les ofrece el monte.

Estamos finalizando esta intersante ruta, pero aún nos sorprende este pueblo, Villanueva de Henares, instalado en un alto y dominando la vega a sus pies. Cuenta con un precioso gupo de casas de impecable construcción, hermosos sillares y arcos, casonas con blasones y hasta un complejo hotelero. Lo menos atractivo es su orientación al cierzo y al gallego, pero me imagino que el hayedo que tiene próximo surtirá de leña los duros inviernos.

Pasamos por Quintanas de Hormiguera y seguimos un trecho, ahora caminando, por la pradera que nos lleva a Hormiguera, deleitándonos con las vistas del cercano hayedo y su "variedad cromática" ¿qué me has llamado? comenta el amigo Sito.
http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=2191698















1 comentario:

luis dijo...

Un diez para la ruta, los ruteros y la mezcla de la petaca de Sito, que estaba de muerte abuela.