Son los pasiegos unos auténticos jardineros del paisaje. Por donde ellos campan, el prado está limpio, la pared alineada, junto a la cabaña un fresno o un haya. Cada cosa en su sitio.
Cerca de la cabaña se encuentra el cuvío, la fresquera pasiega. Semienterrado, con una pequeña puerta y aprovechando que pasa algún riachuelo a su lado o una corriente de aire subterraneo.
Esos boteros que se quedaron en casa, solo tenemos dos vidas y la segunda comienza cuando nos damos cuenta de que solo tenemos una.
Que no se apodere la pereza en este nuevo año que empieza.
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