viernes, 9 de septiembre de 2022

POBLADOS Y DESPOBLADOS.

Volvemos a Valderredible en esta fecha que siempre resulta agradable. Luz tamizada de septiembre, frutos maduros y bosques iniciando el otoño.
Hace un año viajando por la Toscana pensamos: " el Valderredible italiano". Hoy decimos: " la Toscana española".
Para muestra ahí tenemos el esbelto ciprés, vale que la modesta espadaña no es ninguna de las altas torres de San Gimigniano.
Dejando las comparaciones a un lado, Valderredible tiene méritos propios. Vista de Villanueva de la Nía, su magnífica iglesia y al fondo La Lora.
Vamos a reponer líquidos en esta curiosa fuente-dujo del apacible pueblo de Otero del Monte.
Aprovechamos la parada para echar las once, embutido Ezequiel de León, y queso azul con manzana del país.
Almuerzo para quitar el mal sabor de boca que nos deja el despoblado de Quintanas Olmo, con sus ruinas y su expolio.
Una de cal, otra de arena. Preciosa construcción-torre en Cubillo de Ebro, que no todo es frío invernal en dicho pueblo.
Como en todo camino viejo, las ánimas nos reciben a la entrada de Olleros de Paredes Rubias.
Platero y el resto de familia se comen la bola de paja. La sequía se ha llevado por delante todo rastro de hierba verde.
Añejo este ejemplar de chopa a la salida de Berzosilla.
Una agradable mañana de cicloturismo por carreteras y caminos del Valle que culmina con la llegada a Castrillo. Cambio de ropa y a tomar la cerveza para honrar a la Virgen de la Velilla, patrona del Valle, que se celebra hoy en la campa de la ermita. 




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