Si no tienes prisa, mejor andando. Si quieres abarcar un poco más de territorio, la bici será el vehículo ideal.
Así serás capaz de desperezar los abotargados sentidos, oirás a los pájaros, al ganado en libertad, olerás las flores, el humo de alguna chimenea e incluso el aroma de algún guiso que se escapa por la ventana.
Podrás fijarte en pequeños detalles de los pueblos que cruzas. Como la existencia de dos campos de bolos en Ahedo las Pueblas, el de niños y el de mayores.
No será fácil hablar con los lugareños, por la escasez. Pero tuvimos suerte y lo hicimos largamente con un maestro cantero en Busnela.
Aparecemos en Villabáscones de Bezana, y no te sentirás desorientado, la espadaña románica siempre indica la dirección norte sur.
La naturaleza exhuberante en esta época. Cuatrillizos de roble cerca de Ahedo. Las praderías entre Soncillo y Virtus adornadas hasta el infinito de flores.
Quedamos emplazados hasta la próxima, que no tardará en llegar.
Hasta siempre Merindades.
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