sábado, 19 de marzo de 2022

EL PASADO QUEDÓ ATRÁS.

Viajamos en el tiempo por tierras de la Lora burgalesa.
Corría el año 1964 cuando surge el primer chorro de petróleo.
Y como vino se fue, permanecen las tierras de labor a la vista, en el subsuelo descansa el "oro negro".
Como únicos testigos "las palpitaciones de corazón mecánico" que tan líricamente narraba el NODO.
Y entre las patas del caballito el avezado fotográfo, es capaz de mostrarnos los generadores eólicos. Pasado, presente e incierto futuro.
Y hablando del fotógrafo, por aquí cabalga, oteando el verdadero oro, el de siempre desde que los últimos cazadores-recolectores se asentaron y llenaron los campos de semillas. Trigo, patatas y ahora colza, que está en alza.
Dentro de otros cincuenta años, serán los  molinos eólicos restos de arqueología industrial.
 O quizás se haya corrido un tupido velo sobre el planeta. Hasta ahora sabemos "que la 
supuesta crueldad de la naturaleza no es nada comparada con la crueldad de la historia".
Seguimos el viaje en el tiempo,  nos remontamos 6000 años atrás, esos primeros agricultores asentados en el territorio buscaron descanso para sus muertos.
Y construyeron grandes dólmenes como éste, llamado de La Cabaña, próximo a Sargentes.
Pueblo que visitamos, con parada y almuerzo.
Dejamos la Lora para seguir hacia el escondido San Andrés de Montearados.
Camino de Hoyos del Tozo dejamos a la izquierda el espectacular cañón que forma el Río Rudrón.
Cascada e iglesia  de Hoyos forman un bonito conjunto.
Acabada la excursión retornamos al revuelto presente. Quizás a refugiarnos en alguna lectura que nos dé un poco de luz entre tanta tiniebla. Por ejemplo "Sapiens" de Noah Harari.













 


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