En esta fría Semana Santa se corre el riesgo de arrimar unos kilos a la cintura, para evitarlo salgo a correr un poco por la zona y elijo una visita al Monte Hijedo por un camino no demasiado conocido para los no nativos, salgo desde Higón, subo al vecino Montejo y cruzo el paso canadiense a la derecha de la carretera de Ruanales.
Dejamos a nuestra izquierda bonitas vistas de La Vieja y la dehesa de Montejo. Si bien ya es primavera, los 950 m. de altitud mantienen aún el campo y los árboles dormidos, solamente algún endrino adelantado nos enseña sus blancas flores.
A lo lejos los perfiles de Los Castros de Quintanilla y Barrio entretienen la vista y despistan el esfuerzo de la subida a Montejo corriendo.
El camino es muy cómodo y entretenido, las siluetas de las rocas areniscas dan pie a la imaginación. El terreno lo componen pastizales y monte bajo con brezos, árgomas, escobas y demás especies en las que se alimentan tanto ganado vacuno como caballar, y hasta no hace muchos años unos cientos de ovejas. En la actualidad hay más corzos silvestres que los mencionados ovinos.
En lo alto de las peñas cría el buitre leonado, entre otras rapaces, y en el suelo y al socallo de dichas peñas algún que otro colmenar, pues no falta pasto para las abejas ni agua en las distintas fuentes.
Nos metemos en el arbolado del Monte Hijedo unos tres kms. hasta llegar al llamado Portillo de La Serna, en el límite con el municipio cántabro de Valderredible, donde nos damos la vuelta. El regreso lo hacemos en dirección a Higón, también por buen camino.
Y no vamos a dejar pasar la oportunidad, ya que prácticamente nos pilla de camino, de visitar el roble del sesteadero. La imagen es del pasado otoño. |
El pequeño potro no pierde oportunidad de darle a la teta, pues las ralas hierbas no sacian su apetito. Al fondo El Monte Hijedo con su color oscuro intentando salir del largo invvierno. Una pequeña bronca nos echa mi padre al Zar y a un servidor por ir corriendo los catorce kms. del circuito, ¡hombre, al monte se va de paseo, o a por leña! No le falta razón pero ..."cosas veredes amigo Sancho". Creo que el perro también se ha sorprendido bastante de esta modalidad de paseo, no lo tenía acostumbrado a la carrera, pero es un fiel compañero y no ha protestado, solo una vez ha intentado escapar tras las corzas. Es un bonito paseo para hacer en cualquier época del año ,solos o acompañados por la familia, incluso los más pequeños contarán con suficientes elementos para hacerlos entretenida la excursión. http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=2688477 |
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