domingo, 28 de marzo de 2010

LA BELLEZA DE LAS FLORES Y LOS ANIMALES

Hoy 28 de marzo hemos hecho una ruta maravillosa, empezando por Arcera, dar la vuelta de más o menos 8 km. y volver a Arcera.
Hemos ido en un grupo de unas 40 personas, había un guía, Miguel. Al principio nos dio un cuaderno para anotar las distintas flores que veíamos. Cada poco tiempo Miguel paraba para explicarnos la planta o el animal que veíamos (la vedad, no vimos ningún animal) a los niños como Irene o yo, Carlos.
Si encontrábamos fósiles, huellas, flores o cualquier otra cosa por el estilo, se lo teníamos que decir al profesor, para que nos explicara lo que habíamos encontrado. Subiendo colina arriba, nos encontramos con decenas de fósiles.

El profesor sabía de que especie era el pájaro sólo con oir su canto. Cuando nos dirigimos al bosque nos explicó una cosa que me llamó la atención bastante, Miguel explicaba la diferencia entre el bosque y la plantación, que es esto, sencillo: el bosque son árboles que nacen sin ayuda del hombre y hay animales y hongos de cualquier especie; la plantación son muchos árboles plantados en el mismo día o semana que a los 75 o 85 años más o menos se cortan para venderlos.
. Bajamos el bosque y comimos al lado de una ermita (sin olvidarnos de la bota) descansamos un poco y fuimos a la marcha otra vez. Bajamos por un cortafuegos para ver un poco más de cerca un antiguo incendio que ocurrió el verano pasado, un señor dijo: esto parece Noruega con este valle tan precioso sin carreteras, lo mejor, luego tuvimos que subir el cortafuegos.
Después bajamos a Arcera un poco cansados pero sanos y salvos. Miguel nos enseñó a apreciar más de lo que apreciábamos a la Naturaleza.
Escrito por Carlos.




sábado, 20 de marzo de 2010

CARBONERAS EN EL MONTE HIJEDO

El viento de suroeste suele sacar lluvia, pero la suerte ya está echada y por unas gotas no vamos a dejar de ponernos en camino. Nos disponemos a pasar una jornada lúdico-didáctica por el Monte Hijedo hablando y aprendiendo a descubrir viejas carboneras. Partimos de Peña Rota y nos dirigimos a La Cabaña, donde encontramos a su dueño al que saludo y pregunto por el tema que nos lleva en ciernes. Comenta que Álvaro, su padre, comerciaba con el carbón vegetal que hacían, sobre todo, carboneros de La Serna, pues él tenia una empresa de transporte compuesta por un carromato y buenas mulas. Bueno, pues nada más salir de casa ya tenemos los primeros testimonios, ¡si es que no hay como hablar con la gente! La idea de la marcha parte del CIMA (Centro de Investigaciones Medioambientales) a cuya convocatoria hemos asistido unas treinta personas de distintos lugares y que no nos conocemos, pero a buen seguro que nos une cierto interés por la comarca y su entorno. Nos acompañan tres monitores y el profesor Manuel García Alonso, entendido y entusiasta del tema que nos ocupa.
Al poco de bajar de la Cabaña hacia el interior del Monte ya nos muestra el primer indicio de la existencia de una de estas carboneras, donde se distingue "la plazoleta" sobre la que se construye la carbonera, así como restos de cenizas y pequeños carbones que aparecen a poco que con un palo movamos la hojarasca. Tambien Manuel nos enseña muy cerca de esta carbonera algún árbol que ha sido podado para la obtención de leña para la carbonera.
La propia toponimia del Monte nos habla de un lugar conocido como "las carboneras de los zagones".
Da gusto que alguien te enseñe a leer el monte, a ver vestigios o evidencias que a muchos se nos pasarían de largo en este monte que Manuel dice que no es natural, como ningún otro, pues todos han sido objeto de la intervención humana a lo largo de los siglos.

El gran auge de la explotación del Monte para obtener carbón viene dado para abastecer las ferrerías próximas de Bustasur y Horna, podemos decir que el Monte Hijedo fue un afortunado y el declive de estas ferrerías se produjo antes de que la deforestación del Monte fuera total, cosa que sucedió en otras comarcas que todos conocemos como fueron los montes de Miera.
Las últimas carboneras, dice Manuel, pueden ser de hace sesenta o setenta años; yo he conocido las pequeñas hoyas que se hacían en el pueblo para elaborar el carbón vegetal de juncias (raiz del brezo) para el uso en la fragua de mi tío Paco.

El paseo continúa entre tejos, robles, alisos, acebos, algún abedul próximo al río, y demás especies, la mayor parte de ellas desprovistas de hoja, por la época en que nos encontramos, pero no de belleza, también el invierno tiene su encanto.

Vadeamos varias veces el río, cruzamos pequeños arroyos, nos paramos en algunas de sus cascadas, reconocemos el lugar en que estuvo "el molinuco la Serna" y en animada charla vamos llegando al refugio de La Corva, donde por fin la anunciada lluvia nos visita y nos refresca.
A buen paso hemos llegado al Centro de Interpretación del Monte en Riopanero, donde compartimos comida, tertulia y bota y nos tomamos el cafetito de puchero. Con el estómago lleno y con ropa seca afrontamos la charla y presentación de diapositivas sobre el tema de las carboneras que nos tiene preparada el profesor, y así, con los conocimientos adquiridos, damos paso a visitar la pequeña carbonera que en el exterior del Centro han preparado para la ocasión. Pues nada, ya sabemos un poco más sobre este tema y sobre los distintos usos que a lo largo de la historia han tenido los montes en la comarca.
El siguiente enlace es un artículo del propio profesor sobre el tema de los carboneros en la comarca de Aguayo. Interesante.






viernes, 12 de marzo de 2010

MILANA BONITA, MILANA BONITA.



...pues el Azarías no miente, que es cierto que le despedí, tu me dirás, un tipo que se orina las manos, yo no puedo comerme una pitorra que el haya desplumado, ¿te das cuenta?, ¡ con las manos meadas!..... (los santos inocentes)
...a los pobres les estais revolviendo de más y el día que os hagan caso y todos estudien y sean ingenieros de caminos, tu dirás dónde ejercitamos la caridad, querido, y sin caridad, ¡adiós el evangelio!.......(cinco horas con Mario)
...A Daniel , el Mochuelo le dolía esta despedida como nunca sospechara. Él no tenía la culpa de ser un sentimental. Ni de que el valle estuviera ligado a él de aquella manera absorvente y dolorosa. No le interesaba el progreso.....(El camino)
Desde RUEDA LA BOTA también queremos rendir un homenaje a Miguel Delibes, pues compartimos con él la pasión por lo rural ,por la naturaleza, por las pequeñas-grandes historias y por esa magistral forma de contarlas, con toda la sencillez de un buen castellano y con toda la dureza de la tierra que las sustenta.





jueves, 11 de marzo de 2010

LA FUENTE LA CHURRA Y EL DÍA DEL ÁRBOL.

"La infancia como historia personal se convierte con el tiempo en un puñado de anécdotas y una cadena de sensaciones, olor, color, sabor, vagas imágenes distorsionadas." La fuerza del destino. Resulta difícil seleccionar en el recuerdo la etapa más feliz de los años vividos, pero creo que la infancia, hasta los seis años, bien se merece este calificativo.
Rodeado de tus padres, todavía jóvenes, de tus hermanos, unos mayores, otros más pequeños, conviviendo con los abuelos, con lo que esto aporta, y por fin, dando el gran salto a la escuela. En mi caso, en menos de un curso se resumieron los ahora tres de preescolar, pues justo me tocó el cerrojazo. Las pequeñas escuelas de los pueblos desaparecieron dando paso a las concentraciones escolares, en este caso en Arija.
Después de transcurridos cuarenta y tantos años, no he olvidado ni "El parvulito" ni la primera excursión con la maestra a la fuente la churra, en la dehesa de Montejo. Del Parvulito, ¡qué decir! con cuatro años y el espacio vital reducido al pequeño pueblo, carente de medios de transporte y del medio televisivo, fue como una ventana al mundo; desde la piadosa vida de los profetas hasta las peculiares biografías de Viriato, El Cid o el mismísimo Franco, desde mapas de España hasta los orígenes del universo. Una vez superado El parvulito, accedías a la enciclopedia Álvarez, pero como cerró la escuela, tuve que esperar en casa hasta cumplir los seis años y poder asistir a la de Arija para iniciar el primer curso. Para entonces ya la mencionada enciclopedia dejó de utilizarse. Aun así recuerdo leer la de mis hermanos, donde ponía aquello de que "el universo es el conjunto de astros y estrellas creados por Dios", que no es lo mismo que el big-bang pero menos complicado de explicar.
De la excursión sólo recuerdo entrar en la dehesa por el roble de las canteras, encontrarnos un pequeño refugio de pastores al lado del camino y la fuente propiamente dicha, una especie de cazoleta labrada en la roca, donde se recogía el agua que por la propia roca se deslizaba.

La segunda parte del relato coincide con la segunda excursión realizada durante el período escolar. Siete años tendría, estábamos ya en la escuela de Arija, ciento y pico de chavales, no los ocho o diez de la del pueblo. Se acabó la inocencia, se empieza a vislumbrar la realidad, las primeras peleas, las zancadillas de los veteranos, las disputas entre los niños de los distintos pueblos, también la amistad, cómo no. En fin, un reflejo del futuro.
Pero la memoria me lleva a la excursión realizada el día del árbol al monte y pueblo de Quintanilla de Santa Gadea y a su necrópolis. Primeras charlas educativas de concienciación sobre la naturaleza y la historia de nuestros antepasados.

Creo recordar que la época coincide con aquella campaña de "cuando el bosque se quema, algo tuyo se quema", que a mi personalmente si que me llegó, será que hemos nacido a su orilla y nos hemos calentado con su leña.
Y así termina esta pequeña historia, en la que gracias al soporte de estas dos excursiones voy deshilbanando la madeja de los recuerdos de los primeros años escolares, dejando para los historiadores el análisis, tanto del sistema educativo de la época como de los planes de repoblación forestal de la dictadura.
Aprovecho la reciente lectura de "Historia de una maestra" y "La fuerza del destino " de la escritora Josefina Aldecoa para apuntar una última cita:
"Quiero que los niños canten y pinten y tengan curiosidad por lo que pasa fuera y lejos de su mundo. Que aprendan a conocer mejor lo que tienen cerca para cuidarlo y conservarlo y, en lo que sea posible, mejorarlo. Y que aprendan a ser personas libres, justas y responsables."
¡Casi na!

lunes, 8 de marzo de 2010

MEDIA MARATON DEL CAMINO 2010.NAJERA-SANTO DOMINGO

Bueno, pues ya hemos vuelto de La Rioja, un fin de semana de cultura, gastronomía, deporte y convivencia. Salimos el Sábado por la mañana y en dos horas escasas nos presentamos en Haro, la capital de vino. Los niños tenían ganas de correr, éstos sí que tienen energía. Haro está situada al abrigo de los Montes Obarenses, que la protegen de los húmedos vientos del Norte lo que, unido a las peculiaridades de su suelo, hacen de toda la comarca un terreno ideal para el cultivo de la vid. Tener uvas no garantiza un buen vino; todo un laborioso proceso, mejorado con el paso de los años, hacen que la "vinificación" se haya convertido en una ciencia a veces infusa. Además es necesario conservarlo. Para ello, después de desechados los pellejos y cántaras, se vió que las barricas de roble añadían unos matices a los caldos que los hacían perdurar en el tiempo y mejorar en el paladar. Aquí entran en juego los robles del Monte Hijedo y el bisabuelo de Alfonso que transportaba las barricas hasta estas tierras.
Comenzamos la jornada tomando unos vinos ¡como no!. Jóvenes, de maceración carbónica, de año, crianzas, de alta expresión, clásicos, modernos, reservas, ecológicos,... Lo de la democracia está muy bien, pero para ir de vinos no se debería dar opción, lo que hay es lo que hay, que si no es un lío. Comimos ahí mismo, en el Restaurante Beethoven. Buena calidad y buen trato.
Lo bueno de estas reuniones es que te das cuenta que estudiaste en el mismo colegio, que los que te suspendían en matemáticas no te tenían manía sólo a tí y que "a mi me vas a hablar tú de mili".
Nos fuimos a bajar la comida dando un paseo por Sajazarra, un pueblecito con un magnífico castillo y un pequeño casco medieval.
La noche la hicimos en Nájera, una Villa que conoció tiempos mejores allá por el siglo XII, y que, salvo la Calle Mayor y la Iglesia de Santa María la Real no tiene mucho más que ver. Sí pudimos comprobar que dispone de una animada vida nocturna. Para que os hagáis una idea, en el Hostal Ciudad de Nájera junto a las llaves de la habitación te dan un par de tapones (para los oídos). BOTELLÓN,BOTELLÓN,BOTELLÓN!!!!!!!!!!!!. Así hasta las 6.30 que pasó el camión de la limpieza (que hace un poco de ruido, sabes?). Luego las campanas de la Iglesia te sacan literalmente de la cama. Entretenido, vamos.
El caso es que ya estábamos listos para la competición.

Esta foto es justo antes de decidir que no íbamos a disputar la Media, nos conformábamos con disfrutarla.
Alfonso había leído no sé dónde que en El Camino existían unas fuerzas telúricas que hacían sentir a los caminantes una impresión tan fuerte que los marcaban para toda la vida. Pues debe ser el Camino del Rocío, o que yo soy un poco agnóstico o descreído, porque lo único que sentí es frío y unas ganas enormes de llegar sin caerme o torcerme el tobillo en esas pistas que para andar están bien pero para correr con otros 600 no molan.

El caso es que llegamos vivos y coleando. Muy enteros y con un hambre de la puñeta.

La organización de la carrera perfecta. Al lado de la meta habían preparado una comida típicamente riojana. A saber: Patatas a la riojana, ternera asada, vino de la tierra, postre, café. Todo ello preparado y atendido por los voluntarios de la carrera con una amabilidad y una atención digna de elogio.


Ahora quieren ir a Asturias y con la disculpa de otra Media, comer fabada, beber sidra y lo que venga.

sábado, 6 de marzo de 2010

El Mostajo ha muerto, viva el mostajo

Ahora ya sólo queda la nogala, habrá que andar atentos esta primavera cuando se ponga en flor y hacerla una foto.
...y si algún voluntario se atreve a plantar otro mostajo...?

miércoles, 3 de marzo de 2010

EL MOSTAJO.


Su nombre científico es SORBUS ARIA, pero para nosotros, sin menospreciar el latinajo, siempre fue el mostajo, más concretamente, el mostajo de la iglesia.

Mudo testigo de la historia del pueblo de los últimos trescientos años, como a todo ser vivo también a éste le llegó su hora. En mi opinión bien se merece un homenaje y también un descendiente.

Situado en el centro del pueblo, justo al oriente de la iglesia y pegado a su sacristía, no merece que se le recuerde como abatido por Xinthia; merece que nos acordemos de su larga vida, de su ancha sombra, de sus ricas mostajas de primeros de otoño. Unas pocas aprovechadas por niños y mayores y las más, por los pájaros. Siempre fue el mostajo punto de referencia y de salida a nuestros juegos infantiles, si era al escondite, el que quedaba contaba apoyado en su tronco, si era a los pistoleros, los bandos salían uno en cada sentido del mostajo, si era a tres navíos en el mar, también desde allí se daba la salida.

Bajo su sombra se esperaba al cura hasta que llegaba para la misa, se formaba un pequeño concejo antes de la entrada, sólo los hombres, las mujeres esperaban dentro de la iglesia o a su puerta. A la salida también el mostajo nos esperaba para otra pequeña reunión.

Dicen los mayores que su madera es muy preciada para mangos y cucharas, más nunca vi yo que al mostajo se le podara ni una sóla rama, se le respetaba como lo que era, un árbol emblemático plantado por algún antepasado junto a la iglesia, con la esperanza de cobijar a las generaciones venideras. Y así lo hizo. Hasta que llegó su hora, se fue secando poco a poco, pero no del todo, reservó un poco de su antigua robustez para no hacer daño, para no caer sobre nada ni sobre nadie. Hace años que su tronco se iba inclinando poco a poco, pero resistía, unos decían que había que cortarlo, podía caer encima de alguna persona, podía caer encima de la iglesia, podían sus raices levantar el paredón de la sacristía, debajo de la cual se alimentaban. Pero nadie dio el paso para cortarlo. Fue la madre natureleza, que permitió su crecimiento, la que envió fuertes vientos del suroeste y en una de sus rachas quebró su tronco en un limpio corte, sin daños, sin levantarse las raices y destrozar la iglesia, sin caer encima de nadie ni de nada. Cayó estando vivo, no quiso ser un esqueleto en pie.

Tendremos que remplazarlo. Se lo merece.

lunes, 1 de marzo de 2010

¡¡JESÚS, Y ADENTRO...!!

Por si no fue bastante sugerente el "Santander un mar de cultura" que no hace mucho os dejó el amigo Luis en este blog, animando a la peña a salir a caminar, correr, pasear o cada uno lo que desee, ahí va otro anzuelo con carnada de primera calidad. El recinto de la Península de la Magdalena. No menos de dos o tres veces por semana lo visitamos nosotros en nuestas escapadas de corricolaris, sobre todo en esta época invernal en que nos encontramos y donde solemos buscar el amparo de los vientos, meteoro de lo más molesto para el corredor, peor que el frio o la lluvia. Aquí mal que bien, nos defendemos del gallego y del cierzo, no así del loco sur, pero bueno, ya lo dicen en mi pueblo "del ábrego no hay abrigo".
Ciertamente no se le pude llamar esfuerzo ni sacrificio echar una carrerita por este entorno, si vas sólo, la mirada se escapa, unas veces para el ancho mar, otras para la vegetación del interior, si subes por el norte, hacia el faro y Cabo Mayor, y cuando coronas el palacio, la bahía. Y uno que tira al monte, pues tiene para elegir, desde los de Soba, hasta el Porracolina, Valnera, Alto Campoo, Peña Sagra y por último Los Picos, casi na.

Pero no solamente valoramos el entorno por sus vistas y situación, valoramos el aire puro que respiramos en este recinto, y valoramos mucho el poder correr por caminos de tierra o hierba, pues nuestras maltrechas vielas no están para demasiados impactos sobre el asfalto.


Y valoramos este sinuoso circuito que nos marcamos, con sus cuestas, en este caso nos ponemos como premio por haber subido, el disfrutar de este precioso mirador sobre la isla de Mouro, sobre el Cabo de Ajo y sobre lo que cada cual quiera mirar. Algunas veces también miramos a la novia que decide dar el paso en el palacio.
-¡Jesús, y adentro...!

Y la ola pasó también sin reventar, hacia las Quebrantas, y la lancha comenzó a deslizarse por la pendiente de un nuevo abismo. Pero aquel abismo era la salvación de todos, porque habían doblado la punta de la Cerda y estaban en puerto seguro.
Y si el esfuerzo parece vencernos, nos acordamos de la galerna superada por los personajes peredianos y sacando fuerzas de flaqueza seguimos adelante. Venga, una vuelta más.

Pues eso, que el "Plan Director de Uso y Gestión del Palacio y Recinto de La Magdalena" compuesto por no se cuantos sabios, nos siga permitiendo disfrutar de este maravilloso espacio, y si hacen algo, por Dios que sea para bien, no se les vaya a ocurrir hacer un Centro de Interpretación de la Monarquía. Tú, no des ideas.