martes, 22 de diciembre de 2009

LA GUERRA INCIVIL

Cuánta gente se quedó atrapada en sus mejores años y en sus días más tristes.
Los "hunos" por convicción, los otros por necesidad.
Pertenecemos a una zona que tuvo la desgracia de formar parte de un "frente estable" durante un año.Un año entero en el que las escaramuzas, incursiones, represalias, "paseos",amenazas, el miedo en definitiva formaba parte del día a día. Mi abuelo me contaba como el simple hecho de sacar el ganado a beber era toda una osadía, pues los "nacionales" calibraban sus disparos teniendo como blanco el único buey que las requisas de los "rojos" (sic) le habían dejado. O cómo le llevaron detenido hasta Mataporquera (15kms) andando, descalzo, sin más compañía que el horror de verse muerto y cómo le salvó la casualidad, la casualidad de que un teniente al mando de la tropa le conocía y le avaló como lo que era, un pobre agricultor que nunca se metía en política.
Cuando era pequeño y entraba en la iglesia, siempre me detenía a leer la inscripción que había para subir al coro. "De un cañonazo murieron tres rojos....". Me llamaba la atención que una iglesia pudiera haber sido bombardeada. Poco a poco entendí que la barbarie no se detiene ante nada. Los "hunos" la usaron como cuartel, los "hotros" la destruyeron para seguir avanzando.
Mi abuelo todas las noches veía las luces en la zona "nacional" y se imaginaba una vida más segura allá, en lo alto del páramo.Una noche de Junio de 1937 huyó con toda su familia, se "pasó" como se decía. Se encontró con que tampoco allí era bien recibido, estorbaban, el "avance" era inminente.
A veces, cuando uno lee en los libros las batallas, las guerras, las vidas de los grandes generales, la historia en definitiva, se olvida de las historias, las verdaderas protagonistas del día a día. Tienen que pasar 70 años para darnos cuenta que lo que verdaderamenta nos impacta son las historias de un pobre miliciano italiano y un pobre agricultor español.

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