En esta ocasión el grupo RUEDA LA BOTA propone dejar atrás las altas cumbres y brañas de Cantabria huyendo de la temida niebla que nos suele acompañar, nos decidimos por la comarca del Norte de Burgos desde Sedano hasta Soncillo.
Decía Miguel Delibes, gran conocedor y amante de de la zona: tal vez la parte de Castilla menos exaltada literariamente, aunque no la menos bella, donde los ingentes plegamientos y sus peculiaridades vegetales, que preludian las tierras del norte, se conjugan con el clima extremoso y los cielos hondos y azules propios de la Castilla llana.
Tomamos la salida en Sedano camino de Gredilla siguiendo el curso del rio del mismo nombre y disfrutando de los frescos aromas de la mañana, suave pedaleo entre nogales de hermoso porte que tan bien describió el maestro antes referido en "siestas con viento sur".
Una visita a la iglesia de Gredilla y continuamos subiendo, ahora entre sembrados y barbechos cubiertos de amapolas, camino del dolmen El Moreco, uno de tantos que salpican la comarca.
Culminando la subida aparece ante nosotros la gran depresión conocida como La Hoya de Huidobro, un gran embudo tapizado de hayas en cuyo fondo se sitúa la semiabandonada población. Un espectáculo para los sentidos y una gran desolación al llegar al pueblo y contemplar el estado ruinoso en que se encuentra su bella iglesia románica, preludio de otras muchas que encontraremos más adelante. Sabemos que es mucho el patrimonio a mantener, pero seguro también que falta iniciativa y no sólo medios.
Salimos de La Hoya por el barranco dirección norte y paralelos al arroyo, viejas hayas nos acompañan en este bonito y cerrado tramo. Dejamos atrás las poblaciones de Cubillo, Porquera y Dobro y llegamos hasta Ahedo de Butrón, bonito caserío e iglesia.
El sendero que tomamos nos llevará hasta Tudanca donde el apetito y el entorno nos obligan a hacer la parada del día.
Para algunos de los que no conocían el camino, aquí nos tropezamos con la primera emboscada del día, la subida por el paso de Los Tornos, donde la pendiente a superar y el calor junto con el peso de mochilas y bicis nos hacen sudar.
Enseguida volvemos a encontrarnos con el Ebro que nos acompaña hasta Cidad, donde tomamos un refrigerio amablemente servido por el paisano del centro social.
San Miguel de Cornezuelo y Consortes serán nuestros próximos destinos, el primero con bonito caserío de estilo montañés, a la vera de lo que seguro fue un importante camino y el segundo que nos servirá de entrada para otro tramo pleno de vegetación y frescura que nos lleva por Lándraves y.... segunda emboscada, si la primera era para alpinistas, ésta lo es para anfibios, hemos de seguir el cauce del rio, no cruzarle, si queremos atravesar el desfiladero de Las Palancas, estrecho paso entre dos murallas de roca, y hemos de darnos prisa, que las nubes amenazan tormenta y a buen seguro que no es el mejor sitio para que nos atrape.
Justo a la salida se dejan caer las primaras gotas de lluvia, nos queda todavía sufrir un rato de la fuerte subida hasta alcanzar la población de Munilla, en algún sitio he oído que era pueblo de buenos canteros.
No comparto la reciente moda de cerrar los portales de las iglesias con llave, llegamos lloviendo y hubiéramos agradecido tener un lugar de asubio. Otro edificio de gran valor y en peligro.
Después del descanso y de la charla con el paisano de Munilla, emprendemos la marcha que nos llevará por las Torres hasta Soncillo. Parte del camino hacia el puerto decidimos hacerlo andando, disfrutando de la húmeda tarde que potencia los olores de madreselvas y rosáceas que bordean el tramo. Hemos recorrido 62 km. llegamos a Soncillo donde nos espera el hotel El Capricho de Clemente. Una fuerta tromba de agua que nos viene perdonando desde hace rato, descarga sobre las calles, pero al refugio de los soportales, en la terraza del establecimiento, hidratamos abundantemente el cuerpo que mañana continuamos.
Amanece fresquito y con fina lluvia en Soncillo, bien desayunados y saldada la cuenta con el hotel, comprobamos que nuestras bicis se encuentran en buen estado, ningún pinchazo.
Lentamente, calentando piernas, llegamos a Virtus, nos hacemos la foto con el castillo al fondo y continuamos por camino a Cilleruelo de Bezana y San Román para adentrarnos en el Monte de Carrales.
Noche de lluvia, mañana de barro, ya lo dice la copla y Pedro se esforzaba en recordar, pero enseguida el camino mejora y da gusto pedalear por el interior del hayedo que nos lleva hasta el mismo Puerto de Carrales. En Villanueva de Carrales seguimos las indicaciones de un veraneante que disfruta de la soledad del pueblo junto a su familia y por un largo camino bajo el Páramo de Bricia llegamos a Crespos.
Nos recibe este bello pueblo con fuente de agua fresca, grandes nogales para ponerse a la sombra ,las cerezas a punto de caramelo y su joya románica de primera mitad del S. XII. Sitio perfecto para hacer el primer avituallamiento y darle un apretón a la bota.
Subimos a Población de Arreba, salimos por la Calle Real en dirección a Báscones de Zamanzas, caserío metido entre el bosque en el que destaca su iglesia. Llegados a Gallejones hubiera sido más acertado seguir por Rampalay hasta Pesquera, teníamos previsto subir a Turzo y eso hicimos, desde aquí disculpas por el esfuerzo exigido, si bien la bajada a Pesquera desde Turzo siguiendo el G.R 99 también hizo las delicias de los amantes de la BTT.
De nuevo la amenaza de tormenta, junto con el calor, invitan a ponernos a cubierto para comer. Y así fue, la tormenta vino al poco de coger la pista hacia Cortiguera, la nube descarga, pero como hace buena temperatura unos deciden ponerse los chubasqueros, otros se quedan como estaban y alguno hasta se quita la camiseta.
En Cortiguera buscamos al Señor Cayo pero no damos con él, una pena pues queríamos agradecerle el que nos haya inspirado buena parte de la ruta. Pero se acabaron los Cayos y los Hidalgos, sólo los blasones de los palacios y las portadas de las mutiladas casas han quedado como testigos.
Después de la lluvia caída y de visitar lo que queda de Cortiguera, el camino sigue mostrándose generoso con nosotros; tenemos unas formidables vistas sobre el cañón del Ebro, y cuando no le vemos oimos su discurrir al fondo.
Dejamos a la derecha el camino que baja a Valdelateja y seguimos ascendiendo hasta alcanzar de nuevo el páramo con sus sembrados. Por fin toca bajar, las piernas piden ya un descanso, llegamos a la carretera que se dirige a Nocedo, pero nosotros nos vamos para Sedano que nos espera una cerveza fresquita.
Quizás para dos días ha sido un recorrido excesivamente largo, pero no sólo por el esfuerzo exigido sino sobre todo porque abarcar, disfrutar y reflexionar sobre todo lo visto lleva mucho más tiempo. Merece la pena.
Culminando la subida aparece ante nosotros la gran depresión conocida como La Hoya de Huidobro, un gran embudo tapizado de hayas en cuyo fondo se sitúa la semiabandonada población. Un espectáculo para los sentidos y una gran desolación al llegar al pueblo y contemplar el estado ruinoso en que se encuentra su bella iglesia románica, preludio de otras muchas que encontraremos más adelante. Sabemos que es mucho el patrimonio a mantener, pero seguro también que falta iniciativa y no sólo medios.
Salimos de La Hoya por el barranco dirección norte y paralelos al arroyo, viejas hayas nos acompañan en este bonito y cerrado tramo. Dejamos atrás las poblaciones de Cubillo, Porquera y Dobro y llegamos hasta Ahedo de Butrón, bonito caserío e iglesia.
El sendero que tomamos nos llevará hasta Tudanca donde el apetito y el entorno nos obligan a hacer la parada del día.
Para algunos de los que no conocían el camino, aquí nos tropezamos con la primera emboscada del día, la subida por el paso de Los Tornos, donde la pendiente a superar y el calor junto con el peso de mochilas y bicis nos hacen sudar.
Enseguida volvemos a encontrarnos con el Ebro que nos acompaña hasta Cidad, donde tomamos un refrigerio amablemente servido por el paisano del centro social.
San Miguel de Cornezuelo y Consortes serán nuestros próximos destinos, el primero con bonito caserío de estilo montañés, a la vera de lo que seguro fue un importante camino y el segundo que nos servirá de entrada para otro tramo pleno de vegetación y frescura que nos lleva por Lándraves y.... segunda emboscada, si la primera era para alpinistas, ésta lo es para anfibios, hemos de seguir el cauce del rio, no cruzarle, si queremos atravesar el desfiladero de Las Palancas, estrecho paso entre dos murallas de roca, y hemos de darnos prisa, que las nubes amenazan tormenta y a buen seguro que no es el mejor sitio para que nos atrape.
Justo a la salida se dejan caer las primaras gotas de lluvia, nos queda todavía sufrir un rato de la fuerte subida hasta alcanzar la población de Munilla, en algún sitio he oído que era pueblo de buenos canteros.
No comparto la reciente moda de cerrar los portales de las iglesias con llave, llegamos lloviendo y hubiéramos agradecido tener un lugar de asubio. Otro edificio de gran valor y en peligro.
Después del descanso y de la charla con el paisano de Munilla, emprendemos la marcha que nos llevará por las Torres hasta Soncillo. Parte del camino hacia el puerto decidimos hacerlo andando, disfrutando de la húmeda tarde que potencia los olores de madreselvas y rosáceas que bordean el tramo. Hemos recorrido 62 km. llegamos a Soncillo donde nos espera el hotel El Capricho de Clemente. Una fuerta tromba de agua que nos viene perdonando desde hace rato, descarga sobre las calles, pero al refugio de los soportales, en la terraza del establecimiento, hidratamos abundantemente el cuerpo que mañana continuamos.
Amanece fresquito y con fina lluvia en Soncillo, bien desayunados y saldada la cuenta con el hotel, comprobamos que nuestras bicis se encuentran en buen estado, ningún pinchazo.
Lentamente, calentando piernas, llegamos a Virtus, nos hacemos la foto con el castillo al fondo y continuamos por camino a Cilleruelo de Bezana y San Román para adentrarnos en el Monte de Carrales.
Noche de lluvia, mañana de barro, ya lo dice la copla y Pedro se esforzaba en recordar, pero enseguida el camino mejora y da gusto pedalear por el interior del hayedo que nos lleva hasta el mismo Puerto de Carrales. En Villanueva de Carrales seguimos las indicaciones de un veraneante que disfruta de la soledad del pueblo junto a su familia y por un largo camino bajo el Páramo de Bricia llegamos a Crespos.
Nos recibe este bello pueblo con fuente de agua fresca, grandes nogales para ponerse a la sombra ,las cerezas a punto de caramelo y su joya románica de primera mitad del S. XII. Sitio perfecto para hacer el primer avituallamiento y darle un apretón a la bota.
Subimos a Población de Arreba, salimos por la Calle Real en dirección a Báscones de Zamanzas, caserío metido entre el bosque en el que destaca su iglesia. Llegados a Gallejones hubiera sido más acertado seguir por Rampalay hasta Pesquera, teníamos previsto subir a Turzo y eso hicimos, desde aquí disculpas por el esfuerzo exigido, si bien la bajada a Pesquera desde Turzo siguiendo el G.R 99 también hizo las delicias de los amantes de la BTT.
De nuevo la amenaza de tormenta, junto con el calor, invitan a ponernos a cubierto para comer. Y así fue, la tormenta vino al poco de coger la pista hacia Cortiguera, la nube descarga, pero como hace buena temperatura unos deciden ponerse los chubasqueros, otros se quedan como estaban y alguno hasta se quita la camiseta.
En Cortiguera buscamos al Señor Cayo pero no damos con él, una pena pues queríamos agradecerle el que nos haya inspirado buena parte de la ruta. Pero se acabaron los Cayos y los Hidalgos, sólo los blasones de los palacios y las portadas de las mutiladas casas han quedado como testigos.
Después de la lluvia caída y de visitar lo que queda de Cortiguera, el camino sigue mostrándose generoso con nosotros; tenemos unas formidables vistas sobre el cañón del Ebro, y cuando no le vemos oimos su discurrir al fondo.
Dejamos a la derecha el camino que baja a Valdelateja y seguimos ascendiendo hasta alcanzar de nuevo el páramo con sus sembrados. Por fin toca bajar, las piernas piden ya un descanso, llegamos a la carretera que se dirige a Nocedo, pero nosotros nos vamos para Sedano que nos espera una cerveza fresquita.
Quizás para dos días ha sido un recorrido excesivamente largo, pero no sólo por el esfuerzo exigido sino sobre todo porque abarcar, disfrutar y reflexionar sobre todo lo visto lleva mucho más tiempo. Merece la pena.
5 comentarios:
Yo no se si habrán estado más tiempo mirando al suelo para no caerse que mirando el precioso paisaje que les rodeaba. Sólo se ven rocas y más rocas, barro y más barro... y de vez en cuando una iglesia. Para que alguien ( no menciono nombre), diga que ha sido un poco durilla y lo reconoza, imaginaros los que leeis el blog sin haber estado. Sólo de veros las caras y las poses se cansa uno.
¿ Será que quereís conseguir algún guinness y no lo sabemos?????-
En fin sin comentarios y enhorabuena.
Sí que ha sido un poco durilla, pero merecía la pena, y más teniendo en cuenta que hasta la del año que viene tenemos todo un año para disfrutar recordando.
Madre mía, pero que hachas estáis hechos. Yo estuve por allí, ciertamente, pero hace ya mes y medio.
Por cierto, creo que fuísteis vosotros los que me recomendásteis el museo etnográfico de San Andrés de Valdelomar, ciertamente una muy agradable sorpresa.
para conocer un poco más San Miguel de cornezuelo:
http://www.pueblos-espana.org/castilla+y+leon/burgos/san+miguel+de+cornezuelo/
Una ruta de fábula, la verdad que el norte de Burgos tiene una belleza impresionante y además sin saturación turística.
Está claro que cuando vuelva de Fuerteventura la haré, pero será si es posible en otoño.
Enhorabuena al Rueda la Bota y nos veremos pronto. Goyo
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