martes, 6 de abril de 2010

VIENA.

En esta ocasión los de LA BOTA cambian botas por zapatos y pedales por alas y en un pis-pas nos plantamos en el centro de Europa. Viena, ciudad monumental, capital del Imperio Austro-Húngaro. Grandes palacios como el del Belvedere y el Schönbrunn rodeados de inmensos jardines llaman la atención al turista.

Pero a estos turistas también les encantan las cervecerías y los restaurantes, son más terrenales que lo fueron la famosa pareja imperial, y degustan con placer su gastronomía, buenas carnes bien elaboradas, un vino blanco rieslings, y que no falte probar la repostería, hubo que catar la Sacher sino a más de una le sale un antojo. Un café espresso en el Café Central acompañado de un poco de tertulia o dejándote llevar a otros tiempos, acaso al período de entreguerras si has tenido la ocasión de leer algo de Stefan Zweig.

Mozart y la música, ejes de parte de la vida cultural que se desarrolla en esta ciudad. La ópera, símbolo en su época de construcción de esplendor, destruida en parte durante la guerra y vuelta a construir como nuevo símbolo de libertad.
Otros edificios singulares son la catedral de San Esteban, ahora en fase de restauración y limpieza, el parlamento, el ayuntamiento, y otros más que se quedan en el tintero.
La vida, aparentemente, transcurre con tranquilidad en Viena, gente muy amable y educada, ah! y bilingüe, no como otros. Mucho transporte público y bastante uso de la bicicleta por sus calles.
Nos defrauda un poco el canal del Danubio a su paso por la ciudad, exento de los bonitos puentes del Sena de París o del propio Danubio en Budapest, y nos sorprende el contraste entre la ostentación de épocas pasadas y la austeridad presente. Las calles con iluminación muy ténue y no especialmente cuidadas.



Interesante el barrio judío y zona circundante, vimos un bonito mercadillo de calle y el famoso reloj Anker de 1914 con su desfile de personajes históricos al dar las doce. También aquí está un monumento mausoleo a los judíos muertos por los nazis. Imposible evitar un estremecimiento.


En la zona del Prater se conserva la noria, otra de las referencias de la ciudad, construida en el año 1896 fue parcialmente destruida durante la guerra y nuevamente puesta en funcionamiento como símbolo de renovación y mirada hacia el futuro.


Para despejarse un poco de tanto edificio grandioso y no perder el sentido de la proporción, se puede coger un tranvía y acercarse a Grinzing, pequeño pueblo de bares y restaurantes típicos con motivos basados en el vino y con música popular en directo en sus locales. Típico lugar de turistas, así que damos un paseo, tomamos una caña y un delicious cheese y nos vamos que llegan los japoneses.

Reservamos un día para viajar por el país y nos dirigimos a la otra punta, Salzburgo. Pero antes de llegar nos da tiempo (aunque sea en plan Gila) a recrearnos con las vistas de los bosques que rodean Viena, con los pequeños pueblos que a lo largo de la cuenca del Danubio salpican el paisaje, y con la cada vez más cercana vista de los nevados Alpes. Ya cerca de Salzburgo hacemos una parada junto a uno de los muchos lagos de origen glaciar que existen en la comarca.
Llegamos a Salzburgo, ciudad natal de Mozart, que allí se esmeran en rentabilizar, y también ciudad monumental, pero los árboles no nos dejan ver el bosque de tantos turistas que somos. Así que lo mejor es tomarse un respiro en el bonito jardín y dejar volar la imaginación a tiempos de la familia Trapp de "Sonrisas y lágrimas".
Un besazo para nuestras fabulosas guías.







2 comentarios:

Maite dijo...

Bueno compi, a eso se le llama hacer el ABC de un viaje sin muchos rodeos. Mejor explicado imposible, con detalles e incluso con alguna indirecta que otra.
Vamos a ir preparando la próxima después de la mejora del idioma de algunossss.
Por cierto, otro besazo para los chicos los cuales nunca rechistaron por nada. ¡ Así da gusto!

alfonso dijo...

De regreso decido releer EL MUNDO DE AYER de Stefan Zweig, ya en el prefacio escribe sobre las dos guerras europeas:"Para mi profundo desagrado, he sido testigo de la más terrible derrota de la razón y del más enfervorizado triunfo de la brutalidad de cuantos caben en la crónica del tiempo"
Aconsejable lectura..