domingo, 25 de abril de 2010

ALFOZ DE BRICIA. EL DESPERTAR DE LOS SENTIDOS.

Nuevamente los de La Bota nos acercamos a "Tierra Santa", el Sur de Cantabria y Norte de Burgos, hoy nos toca recorrer el Alfoz de Bricia.
Alfoz es una palabra de origen árabe que significa conjunto de pueblos que forman una sola jurisdicción. El capricho humano ha querido que hoy uno de esos pueblos (Espinosa de Bricia) forme parte de Cantabria y el resto, de Burgos. Comenzamos ruta en Renedo de Bricia, un pueblo situado a la vera de la poco transitada N-623. El pueblo está menos transitado aún, no vemos ningún vecino al que preguntar (una tónica común en todo el camino) y rodamos por un sendero balizado a los pies del Castro.
El frío primaveral desaparece en las primeras pedaladas y se empiezan a despertar los sentidos.
El primero el oído.
Sólo se oye el cuco en Barrio. Hace 70 años el ruido de los morteros debió de ser ensordecedor. La barbarie humana no tiene límites. La torre de la iglesia es un mudo testigo de una terrible batalla.
Seguimos ruta y siguen despertando los sentidos. Linares, Lomas, Villamediana, Valderías. A los pies de su deteriorada iglesia el olor del frutal en flor es embriagador. Antes han sido los fuertes taninos del roble los que se nos han pegado al paladar.
El gusto. El que nos dió comer al lado de la ermita rupestre de Presillas. Surge la eterna pregunta. ¿Cómo puede ser que una zona tan bonita y con tanto patrimonio (cultural, natural, paisajístico) esté tan olvidada?. ¿Será que somos unos "rara avis" y en realidad no es para tanto?.

El tacto.
En toda buena ruta tiene que haber una "emboscada". Es decir, perderse lo justo para tener que echar el pie a tierra (y hasta el cuerpo), con lo que se convierte así en algo "histórico". Esta vez tocó entre Presillas y Cilleruelo de Bricia.


La vista.
Sólo pongo dos fotos. Ambas están tomadas desde el páramo entre Campino y Paradores de Bricia. Podría haber puesto 100.


Me vuelvo a casa con la sensación de ser un privilegiado y de que tengo que dar algo a cambio por todo lo que me llevo. Este pequeño testimonio es mi contribución.

1 comentario:

alfonso dijo...

No se enfaden los de Montejo de Bricia por no nombrarlos, en otra ocasión los dedicaremos una ruta en exclusiva para resarcir el agravio.
Una pena el estado de abandono de La Lastra y de la iglesia de Valderías, también es verdad que fueron muchos pueblos y en general aunque apenas vimos a nadie, se conservan en buenas condiciones, y el entorno maravilloso.