Pero nosotros somos de pedal, queso y bota. Uno prepara rutas, otro lleva la cámara y un tercero de refinado olfato nos va narrando los diferentes aromas de lavandas, lilas, flores del espino y hasta de los taninos de los rebollos.
Hasta la recien arada y mojada tierra huele. Por eso el viaje en bici no tiene comparación, sólo los andarines lo pueden superar.
Comarca de clima duro, largos inviernos, lluvias abundantes y unos pocos meses de calor diurno, la hacen especialmente apropiada para el cultivo de cereal y sobre todo patata.
Nos ha sorprendido gratamente la comarca, primero su ondulado terreno y después la cantidad y calidad de pequeñas joyas.
Sobrecoje el rostro de un hipotético leproso, su cabeza vendada, su picado rostro y esos ojos con sus cuencas hundidas.
Estamos en Fuente Úrbel, aún contiene más joyas la iglesia, están en su interior y no pudimos disfrutarlas. Otra vez será.
Con los pocos que encontramos nos gusta echar una parlada. Este matrimonio prepara el huerto y nos dice que ya no existe la bolera de pasabolo en Santa Cruz del Tozo.
Subimos al páramo, pasamos por los chozos de La Rad y descansamos en el cuidado pueblo del mismo nombre.
Espectacular el lugar elegido para el avituallamiento. Al frente la cascada de la coladera de Hoyos del Tozo , la peña y la iglesia. Detrás el rio y esos esbeltos chopos flamígeros.
De lujo. Y J. Iglesias en Miami.
RUTA EN WIKILOC:
https://es.wikiloc.com/rutas-bicicleta-electrica/el-tozo-168474016
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