De nuevo aprovecho el día de Navidad para estirar un poco las piernas y conocer un par de pueblos del Valle de Valdebezana, que no había tenido ocasión de visitar con anterioridad.
Parto de la inmediaciones de Quintanaentello por una pista que se adentra en la sierra, con la intención de llegar a Riaño y a Castrillo de Bezana.
Dos pequeños pueblos con apenas habitantes permanentes y un par de ganaderías de vacas y caballos pueblan estos escondidos lugares, al socallo del Castillo, el primero, y de La Maza, el segundo.
Me alegra encontrar un mostajo acompañando a la iglesia de Riaño, ya son tres iglesias que conozco acompañadas del mismo árbol, si bien el de Higón pasó a mejor vida. La otra es la de Loma Somera, en el vecino Valderredible.
La fuente y el lavadero se conservan en perfecto estado, así como el ministerio de gobernación y el de educación, llámense casa concejo y escuela. Falta quien, caldero a la cabeza se acerque al pozo, y niños y vecinos para asistir a la escuela y al concejo respectivamente.
Dejamos atrás Riaño y admiro el pequeño gurugú que forma el castillo, punto que me servirá de referencia para la vuelta, pues esta vez salgo sin plano ni brújula, improvisando el camino. Destacan sobre los desnudos chopos las típicas bolas que forma el muérdago, planta con numerosas connotaciones curativas y protectora de casas y cuadras, según antiguas culturas. Pero dejando lo esotérico a un lado, es un prodigio de la naturaleza como nace y vive a expensas de su protector.
Llegando a Castrillo encuentro semioculta entre la maleza lo que llaman la fuente romana de San Juan, parece una surgencia de la caliza encauzada y techada por una bóveda de piedra. No sé si será de los romanos o de los cristianos pero necesita de una pequeña limpieza.
Aparece el caserío de Castrillo al fondo de los prados y protegido por el monte y La Maza, bien orientado y falto de personal, no vi persona alguna.
Una vuelta en redondo por su iglesia, que tuvo que ser un bonito templo románico del que aún conserva restos, y sierra arriba continúo la marcha por camino distinto al que he traído, pero que me llevará de nuevo al punto de salida.
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