miércoles, 21 de septiembre de 2011

LA LUMBRE

Si astronómicamente el otoño comienza por San Mateo, otra serie de inequívocas señales nos indican que un cambio está produciéndose; y no solamente manifestado por la consabida variedad cromática de los bosques. Es algo más práctico, más de "andar por casa". Es el aprovechamiento de frutos de las distintas especies: manzanas, perucos, recogida de patatas, nueces, castañas, endrinas, escalambrojos etc.
Es el comienzo de las derrotas, esa forma de aprovechamiento comunal de la otoñada de los prados, donde todo el ganado pasta a sus anchas y desaparecen las latas de las orceras y se abren las portillas de las fincas.



Y es, sobre todo, la época en que se vuelve a prender la lumbre, de la mañana a la noche permanece la cocina encendida. La primera labor de la jornada será limpiar la ceniza del día anterior, meter un carpancho de leña en la carbonera , cargar la chapa de astillas con papel y abrir los tiros. Un poco más tarde la olla con el guiso o cocido estará empezando su lenta coción. Esto es lo que marca el comienzo del otoño, será la cocina la compañera fiel durante todo el invierno, tanto para cocinar como para calentarnos los pies en el horno, así como para aprovechar su agua caliente del depósito.

"Quien no ama el fuego, no ama el monte", dice Braulio, parece contradictorio pero muchas jornadas de reflexión y ochenta y dos inviernos a novecientos metros de altitud en un pueblo del norte de Burgos te aclaran muchos conceptos.


Ya van, ya van, las patatas con morcilla, vamos a dejarlas que espesen un poco.



 

3 comentarios:

luis dijo...

¡Que bien se está en casa, cerca del hogar!

Severina dijo...

¿Y qué decir del "olor" de la lumbre? A mi me parece tan atractivo como el calorcillo...

alfonso dijo...

"Se sabe que los olores, sonidos y sabores son grandes evocadores de recuerdos"
Sonata para Miriam, Linda Olsson.
Un libro recomendable.