miércoles, 29 de diciembre de 2010

SOPAS DE AJO

Siempre que voy al pueblo me regala mi padre un buen pan de hogaza del panadero de Arija, quizás por ello y por el frío que nos acompaña en las últimas jornadas, es por lo que me viene a la memoria este típico plato de invierno, las sopas de ajo. Creo que son conocidas en todo el país, por eso ninguna región se puede apropiar de este plato, en todo caso su patria me parece que será la necesidad y la escasez de otros tiempos. Ponemos agua a calentar en la cazuela con un poco de sal, añadinos un par de dientes de ajo y lo dejamos hasta que estos ablanden. Mientras, vamos cortando el pan en finas lonchas que añadiremos a la cazuela con el agua hirviendo. Por supuesto el pan es el que se ha quedado viejo, igual que el que se utiliza para el relleno.
En la sartén ponemos aceite de oliva y picamos otros dos dientes de ajo sin el tallito del centro, por eso del aliento, dejamos que se doren y añadimos una cucharadita de pimentón, en este caso agridulce, enseguida lo vertemos en la cazuela, removemos y dejamos que siga hirviendo a fuego lento un buen rato. El único lujo del plato es este exquisito pimentón de La Vera, comprado para la ocasión, cuidado de no quemarlo con el aceite de los ajos.

Y ya tenemos este reconfortante y humilde plato de invierno listo para ser comido, servir muy caliente, y el que lo desee puede añadir un huevo para que se escalfe y luego romperlo y mezclarlo con la sopa.
La otra forma de comerlas que yo conocí era esta misma sopa pero espesa, casi seca, y acaso con unos torreznos por encima. Se comía esta sopa seca en cazuela de barro todos a la vez de la misma cazuela, operación esta que nos hacía ilusión a los pequeños, oyendo a la abuela contar que era así como antes se comían casi todos los alimentos.
Por cierto, la que acabo de elaborar no ha tenido éxito con los pequeños, creo que a mí tampoco me gustaron las primeras que me hicieron comer. Pero a todo se aprende.

lunes, 27 de diciembre de 2010

SIGUE NEVANDO

Eso es lo malo de la blanca nieve, que no obedece a las voluntades de los que la sufren, un poco está bien, pero enseguida empieza a entorpecer casi todas las actividades cotidianas, y no me refiero a los aeropuertos. Las yeguas y potros se encontraban tranquilamente pastando en la extensa Vilga sin necesidad de recurrir a su encierro y manutención, como sigue nevando no queda más remedio que recogerlos y alimentarlos en casa.
Por lo menos el progreso nos ha traído una rápida atención en la limpieza de carreteras y eso ya es una gran ventaja, lo más temido es el aislamiento en caso de urgencia sanitaria.

El invierno se hace muy largo en las zonas rurales, muchas de las casas están habitadas por una sola persona y en otras dos, o tres como máximo. La imagen de la abuela y su nieto junto a la chimenea es excepcional, de hecho esto sucede porque es fin de semana. La soledad es la peor de las enfermedades de las gentes de los pueblos, sobre todo porque para otras dolencias ya hay pastilla pero ¿qué hacemos para mitigar esta?.


Siempre nos queda el consuelo de darnos una vuelta por la hornera y comprobar como va la curación de la matanza y echarle mano a una morcilla o un chorizo para mejorar el cocido y aportar las calorias suficientes para contrarrestar la nevada.

Insisto el invierno se hace muy largo si la nieve nos visita con demasiada frecuencia.





domingo, 26 de diciembre de 2010

PASEO DE NAVIDAD

Un año más aprovecho el día de Navidad para darme un estupendo paseo por los alrededores del pueblo. Hoy me apetece subir hasta Montejo de Bricia y comprobar que, en efecto, en Montejo siempre nieva más que en Higón. Otra opción hubiera sido quedarme en casa oyendo el Concierto de Navidad, nada que objetar a la música pero el silencio del monte nevado también es un placer para el oído. Hacía muchos años que en esta señalada fecha no nos acompañaba una estupenda nevada como la que tenemos, gracias a las máquinas quitanieves todos hemos podido acercarnos a nuestra casa(el posesivo siempre referido a lugar de nacimiento) para la cena y ha amanecido un precioso día de sol . En Montejo me entretengo un rato con Venancio que está espalando para acceder a la iglesia, creo entenderle que le ha llamado el cura avisando de que no está por la labor de venir. Tampoco vendrá a Higón entonces. El último día que fuí éramos unos veinte contando a las figuras del Nacimiento, reyes y pajes incluídos.

Desde la iglesia aparece la dehesa con aspecto casi mágico, toda la nieve está pegada de las peladas ramas de las hayas haciéndolas corvar hasta tocar algunas el suelo. No traía camino prefijado pero viendo cómo está el monte para él me encamino.


Entré por el camino de la iglesia y salí por el de la carretera de Ruanales, tuve la gran suerte de encontrarme con Jesús, máximo conocedor del terreno que pisamos, y aunque ya traía una buena soba no le importó andar un poco más y enseñarme dónde está la dichosa fuente la churra.

Pues aquí la tenemos, cuarenta años hacía que estuve allí en la excursión escolar que por ahí tengo apuntada, así que el año pasado intenté buscarla por mi cuenta pero fue un fracaso. Tampoco recordaba que fuera tan ferruginosa, sí la forma de la cazoleta tallada en la roca.
Después de este emotivo encuentro nos queda un buen tramo cuesta arriba rompiendo la nieve, entramos en calor, abrimos escotillas y enseguida llegamos de nuevo al pueblo. Salud para el año que viene.











jueves, 23 de diciembre de 2010

miércoles, 22 de diciembre de 2010

¡¡OTRA VEZ PATATAS!!

Esta era la expresión que salía de nuestras bocas cuando te sentabas a la mesa y preguntabas: ¿qué hay para cenar? PATATAS. ¡¡Otra vez patatas!! pues si, otra vez patatas, y gracias a las patatas se han podido alimentar generaciones de familias hasta fechas muy recientes en que todos nadamos en la abundancia.
Dicen los historiadores que la patata se introdujo en España procedente del sur del continente americano a finales del S. XVI, pero aún debieron de pasar casi otros dos siglos hasta que su consumo se extendiera por el país; parece ser que tuvo que sustituir al consumo de castañas por Galicia, como consecuencia de la seca de estos árboles por algún parásito. En el catastro del Marqués de la Ensenada, año 1752, en Higón, a la pregunta ¿ Qué frutos produce la tierra? la respuesta dada era: centeno, hierba, lino y linaza. En Santa Gadea de Alfoz a esto se añadía legumbres y trigo. La patata en estas fechas todavía no se menciona. Quizás los nabos junto con los titos y las arbejas constituían la base de la alimentación en la zona referida.
En el resto de países europeos, cada uno tiene su particular historia, Irlanda, Francia, Holanda... existe variada documentación sobre el tema.
Las patatas eran sembradas en pequeñas parcelas en las que el año anterior se había sembrado centeno o avena. La tierra era bien abonada con el estiércol de las vacas, este se enterraba con el arado braván para que cociera junto con el pequeño tronco y raíces que quedaban del centeno. Alrededor de San Isidro, siempre dependiendo de la meteorología, la tierra era de nuevo arada, la patata pequeña de siembra se deposita por el surco y se pisa un poco, después se pasa el rastro y se acaba de tapar.
Al poco de su nacimiento se vuelve a la tierra con las vacas y el cultivador cuya misión es hacer un surco entre fila y fila, limpiar las malas hierbas y arropar a los todavía pequeños tallos. Durante el verano visitaremos de nuevo la tierra para sallar cepa por cepa con la azada. Habrá que estar vigilantes con los escarabajos y será necesario sulfatar al menos una vez, aprovechado el rocío de la mañana a efecto de que el polvillo quede pegado de las hojas. Ya solo resta que las lluvias vengan a su debido tiempo y tendremos una buena cosecha de patatas.
La saca, a excepción de la temprana, será por El Rosario, primeros de octubre . Otra vez cepa por cepa con la azada, separando las pequeñas (para los cerdos), las medianas (para siembra) y las gordas (para consumo). Buen dolor de riñones (simplificando en anatomía) hasta que uno se iba acostumbrando. Las patatas eran almacenadas a granel en la bodega, lugar fresco y oscuro donde se conservaban todo el año. Las especies que recuerdo nombrar eran la Jaerla, la Quénebe (Kenebeck), la Baraca (Baracca), la Espuntia (Spunta), y la Desidé (Desiree). Después de realizado todo el trabajo viene la recompensa, y la recompensa presenta variadas formas: Patatas viudas, arregladas con ajo, aceite y pimentón. Patatas arregladas con sebo de oveja. Patatas blancas, solamente cocidas con agua y sal añadiendo un chorrito de aceite en crudo. Patatas con bacalao. Patatas con puerros y zanahoria. Patatas con costilla o carne. Patatas con pescado. Patatas con caza (jabalí, liebre o conejo). Patatas arregladas con grasa de cerdo y morcilla. Patatas con chorizo y hojita de laurel. Patatas con berza. Patatas con judías. Patatas con legumbres. Puré de patatas con panecillos tostados. Patatas asadas en la brasa u horno con piel. Patata panadera con pescado o lechazo. Patatas fritas. Ensaladilla rusa. Tortilla de patatas....
Por lo tanto ahora me doy cuenta de que no teníamos motivos para protestar por comer siempre patatas, pues nunca eran las mismas patatas.

Seguiremos incluyendo en nuestra dieta este rico producto de la TIERRA, y digo tierra porque los alaveses dicen que las van a sembrar en el aire y nebulizarlas con agua. Con lo escogidas que eran las abuelas para elegir las patatas de comer dependiendo de en qué terreno se sembraran. Y seguiremos defendiendo su valor culinario de los peligros que las acechan. En una época se pensó que eran afrodisíacas y el culto al alma impedía su consumo; ahora el culto al cuerpo hace lo mismo porque dicen que engordan. Ni caso.

Decía Grande Covián: "comer poco de todo y mucho de nada".¡ Ah! y nada de cortar las patatas hay que chascarlas. Buen provecho.

domingo, 12 de diciembre de 2010

LAS TETAS (de Liérganes)

Desde 1723 que no se le da cuerda, pero el tiempo no lo para nadie y dicen que pone a cada cual en su sitio. Son las nueve por el solar, un poco más tarde por el nuestro, para ser domingo bastante madrugón y más si llevas a un adodelescente.
La mañana está fresca en el valle, la helada se pega a los prados que bordean los ríos, en cuanto vamos cogiendo altura la temperatura sube, esto lo explicaría de cine la chica del tiempo de TVE que tan didácticamente nos informa cada día.




La empresa que hoy nos proponemos no es baladí, queremos llegar a tocar las tetas de Liérganes y eso nunca fue fácil.



Salimos del pueblo de La Cavada, capital del municipio de Riotuerto y recorremos algunos de los pueblos de dicho municipio, entre ellos llegamos a Rucandio donde destaca su iglesia con torre de planta octogonal.
Vemos varias explotaciones ganaderas y algún vehículo de carga último modelo, esto es, el percherón y el carro, como el seiscientos, enseguida tendrán un valor hitórico.

Durante dos siglos estuvieron fabricando cañones en La Cavada, disponían del mineral en las cercanas minas, del río para mover los fuelles y del carbón vegetal de los montes cercanos. También de una no lejana salida al mar. Estos eran imprescindibles para el mantenimiento del imperio, pero nos quedamos sin imperio y sin montes.

Ya decíamos arriba que la empresa no era fácil, quizás Javier esté exagerando pero la verdad es que la subida ha sido durilla.


Tenemos buenas vistas a Liérganes, a Peña Cabarga, y a Santander y su bahía, si bien la costa estaba un poco borrosa por bruma.

Llegamos a Liérganes con ambiente animado de domingo por la mañana, hora de los vinos o de darse una vuelta por el mercadillo instalado a la orilla del Miera. Desde aquí solo nos restan cuatro kilómetros llanos; por la puerta de Carlos III Rey, hacemos de nuevo entrada en La Cavada.