viernes, 16 de agosto de 2019

HISTORIA, NATURALEZA, Y LECHE FRITA. VALDELOMAR- LA LORA.

Qué suerte poder conjugar en una mañana tantas sensaciones y todas agradables. Pedaleo por diferentes paisajes, hayedos, loras, sembrados, miradores.. tránsito por pequeños y antiguos pueblos y remate final con celebración familiar.
Desde Castrillo de Valdelomar (Valle de Valderredible) subiremos al páramo calizo de la Lora.
Pasando por Revelillas.
Y ascendiendo por un bonito hayedo.
Pedalear por La Lora en un espléndido día como el de hoy es un placer, esta planicie deshabitada y con escasos sembrados ofrece al ciclista sensaciones encontradas de paz pero también de soledad e incertidumbre.
Respenda de Aguilar tras los girasoles.
Así vamos llegando al Pozo de los Lobos, antigua trampa para cazar a estos cánidos que desde tiempos inmemoriales campaban junto con osos y otras alimañas por estos bosques, haciendo casi intransitables los caminos. Así lo mencionan antiguas ordenanzas. 
Desde el mencionado Pozo un antiguo camino carretero, acondicionado recientemente, nos aproxima al Mirador de Valcabado.
Saliendo nuevamente a la planicie.
Muchas veces nos ocurre que mientras disfrutamos de una ruta tenemos ya la vista en la siguiente. En este caso los ciclistas señalan Peña Amaya, habrá que prepararla que seguro que es interesante, historia no falta, y la belleza asegurada.

El mirador ofrece unas vistas espectaculares, tanto al Valle de Valderredible como a la Montaña Palentina.
Ya de vuelta una buena vista del castro cántabro del Bernorio.
No aseguro que nos hayamos ganado la comida pero de la barbacoa no quedó sino restos para los gatos.
Un diez para la repostera, leche frita típica de Cantabria.

No hay comentarios: