viernes, 2 de diciembre de 2016

VALLE DE SOBA Y CANTINA DE SANTAYANA.

Interesante recorrido realizado por varios pueblos del Valle de Soba, siempre a golpe de pedal, como a nosotros nos gusta, para disfrutar de cada metro recorrido. Sentir la helada en el rostro a primeras horas de la mañana te permite valorar lo que supone el sol según vamos ascendiendo, en estos primeros días de diciembre.
 El río Gándara nos acompaña en casi todo su recorrido, nace en el pueblo homónimo y desemboca en Ramales, aumentando el caudal del Asón.
 Disfrutamos de esta subida,  de las vistas a las montañas circundantes y de bonitos robles, hayas, encinas y castaños, cada uno eligiendo su hábitat preferido.
 Muy peculiar es este Valle, entiéndase por peculiar una identidad propia tanto por su paisaje como por su modo de vida, arquitectura y por supuesto, sus gentes. Aunque no lejos de la capital, no deja de situarse en un extremo de la provincia, limitando tanto con Vizcaya como con Burgos.
 Llegamos al pueblo de la Gándara y nos recreamos largamente en su mirador hacia la cascada.
 Acomodados en el bonito parque, no vemos la hora de salir de tan placentero lugar.
 Pero aún nos quedan otros pueblos y otros lugares por disfrutar en el día de hoy.
El Valle de Soba cuenta con la más numerosa cabaña ganadera de la provincia, también alguna oveja como las que se quedan mirando al ciclista.
El punto fuerte de la excursión lo pone el Sr. Joaquín desde su cantina-museo en Santayana, que amablemente nos enseña.
Después de sus enseñanzas y de dar un somero vistazo a los innumerables objetos allí colocados, nos tomamos unos blancos de solera y damos por finalizado este interesante viaje, no sé si en el tiempo, al menos sí en parte del espacio de este particular Valle de Soba.

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