domingo, 25 de septiembre de 2016

APROXIMÁNDONOS AL VALLE DE ARDISANA. ASTURIAS.

Tenemos la gran suerte de vivir relativamente cerca de la vecina Asturias y no podemos desperdiciar esta proximidad, para de vez en cuando adentrar nuestras bicis por su escarpado relieve. Tan cerca y tan singular su cultura, tradiciones y personalidad que siempre es enriquecedora la visita, y no lo digo sólo por la sidra y el cabrales o gamoneu.
 Como siempre, pedaleando por rincones tan bellos que el propio pedaleo se convierte en un placer en sí mismo. Bueno excepto en las chinchetas que se suelen oír ciertos improperios.
 Poniendo un poco de zoom a la foto anterior descubrimos el Naranjo de Bulnes y demás emblemáticos picos de Los Picos.
 Rafa deja atrás este viejo castaño. Tuvimos la ocasión de charlar con los paisanos que nos explican como es la recogida de su fruto. "Después de dimir el castañar, se recogen los oricios con las tiñazas,  se amontonan en los cuerres y se tapan con jelechos. Pasado un tiempu, las muyeres las escuellen." Poco más o menos eso pudimos entender después de mucho hacérselo repetir al  paisano.
 Seguimos nuestro camino, haciendo esta singular parada buscando al dueño de la Mobilette, las últimas cuestas dejaron tan tocado al ciclista que quería hacer un trueque. Además, asegura que tanto él como el ciclomotor son de la misma edad, master cincuenta.
 Preciosa bajada desde Riensena por el Valle de Ardisana. En otros tiempos colgaban numerosos quesos del alero del hórreo, y dentro se guardaban las fabas y el maíz. O al menos eso nos dice el dueño. Todo ello bien protegido de la humedad y de los roedores.
 Así vamos llegando a una de las tres cantinas o bares tienda que tenemos la suerte de encontrar, bien es cierto, que a la suerte hay que perseguirla.
 En esta reponemos fuerzas de la mano de dos huevos con patatas y jamón, chorizo a la sidra y quesos de la tierra. Buena sidra del propio comercio.
Y en esta otra otra celebramos el final de ruta,compramos quesos y licores. Nadie quiso llevarse un orinal o una rasqueta para quitarle las cascarrias a las vacas. Tampoco hicimos uso de la romana que descansa apoyada en el rincón.
En fin, un lujo de día.