sábado, 21 de noviembre de 2015

CIRCUITO LLANES - GULPIYURI. SIEMPRE EN BICI.

Estrenamos nueva etiqueta en RUEDA LA BOTA "rutas con encanto y con cantina", término este que ya los más jóvenes apenas habrán escuchado. Pues las cantinas son establecimientos donde se sirven bebidas y alimentos, o como dice Leonardo Padura (Herejes) comestibles y bebestibles. Bares- tienda que nos gusta visitar en medio de las rutas o a su término, para aplacar la sed y el hambre acumulados.
 El especial cariño que todos los boteros tenemos a Asturias aun no se había  reflejado en nuestro mapa de rutas. Un acierto esta primera ruta por tierras vecinas. El Concejo de Llanes es un verdadero paraíso.
La zona está salpicada de estas casonas de indianos. Eclécticas y ostentosas y siempre acompañadas de la palmera para que quede claro el origen ultramarino de la fortuna conseguida. Dan a los pueblos un colorido toque acompañando casas de aldea y hórreos. 
 Desde Llanes cogemos dirección sur hasta casi toparnos con la barrera que forma la Sierra del Cuera.
 El cálido otoño nos permite transitar por los caminos sin dificultad. La casina se queda sorprendida de nuestra inesperada y mañanera visita. 
 Mar y montaña se conjugan en esta ruta, salimos a San Antolín por Posada de Llanes pasando por los restos del monasterio de San Antolín de Bedón. La playa se encuentra ocupada por varios recolectores de algas o "caloca" como se conoce por aquí a dicha materia.
 Y siguiendo por la costa llegamos a esta peculiar playa de Gulpiyuri, en tierra adentro, recibe el agua y la arena del mar a través de una hendidura en la roca.
 Después de visitar Naves y parlamentar un rato con las abuelas que han salido a tomar el sol y la sombra bajo el inmenso castaño, retornamos en dirección a Llanes por la senda costera balizada al efecto. Esta rasa está salpicada de praderías, la costa es una maravilla, acantilados y playas nos acompañarán hasta Llanes.
 Torimbia será una de ellas. Preciosa desde las alturas, desde aquí disertaba el abuelo de Garci.
 La iglesia y cementerio de Niembro junto a la ensenada tampoco nos dejan indiferentes.
 No podemos resistir la tentación de rodar por la fina y limpia arena que la bajamar deja al descubierto. Es una ruta repleta de sensaciones, y es un lujo disfrutar de estos lugares fuera de la agobiante época veraniega.
 Y saliendo de la playa y a escasos metros, otra estampa costumbrista cada vez más escasa, el percherón con el carro para transportar el verde o el cuchu.
 La tienda de Posada es un elemento más a destacar en la excursión. Patatas de consumo, jabones o una escoba artesana de brezo se exponen en la acera.
 Desde 1948 y de lunes a sábado tarde, su dueño nos despacha todo aquello que necesitemos, desde pienso para las gallinas hasta fruta o una jaula para el jilguero.

Nosotros viendo el muestrario de legumbres optamos por llevarnos un kilo de alubias "la cena el cura" con ese nombre no pudimos resistirnos. Ya cocinadas tienen buena pinta. Veremos.
Unas botellas de sidra de Nava y una ración de Cabrales pusieron fin a esta interesante ruta por el oriente asturiano.
 

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