Con el Mapa Guía de la Montaña Palentina en la mochila, el GPS en el manillar, buena compañía y ganas de sufrir un poco , iniciamos en la proximidades de Cervera de Pisuerga una interesante ruta por el Parque Natural de Fuentes Carrionas que nos llevará por collados de sonoros nombres como el de Las Doncellas, hasta valles de origen glaciar como el de Pineda.
La sequía amenaza prados y pantanos, tanto el de Ruesga como el de Camporredondo nos dejan ver claramente sus peladas orillas.
También los caminos están resecos y polvorientos. Aún así cruzamos el Río Carrión de frías aguas y varios arroyos más que son un placer para la vista y para refrescarse los pies.
Atravesamos zona osera por excelencia, incluso uno de los términos por donde pasamos lleva como nombre Valdeloso; nos informamos de que su población se mantiene estable, tampoco quiso ser más explícito el informante. Ni nuestra intención es molestar al plantígrado.
El Curavacas y el Espigüete serán nuestra referencia visual en todo momento, primero será la verdosa pared sur del Curavacas y luego la blanca pirámide que forma el Espigüete.
Unos relatan la subida al Curavacas por la canal de no sé qué nombre; otros la bajada por el pindio y pedregoso sendero que desde el Espigüete desciende a los Cardaños. Todo ello cuando éramos más jóvenes y osados.
Si el almuerzo lo hicimos en la Tenada de Resoba contemplando el hermoso roble, de la comida damos cuenta en el Alto de los Llanos a más de 1700 m. de altitud y antes de emprender la fuerte bajada al pueblo de Rebanal de las Llantas.
Buen día de finales de agosto, pasado San Bartolo, dice mi padre, ya no hay miedo a los fuertes calores. Cielo tremendamente despejado y paisaje fabuloso aunque a la vez visualmente muy duro.
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