lunes, 20 de agosto de 2012

LA MANZANILLA MILAGROSA.

Del 15 de agosto al 8 de septiembre es la mejor fecha para recoger las manzanillas, o lo que es lo mismo de Virgen a Virgen, el santoral siempre presente en las tradiciones populares.
 ¿ Y quién se encargaba de esta tarea? Sin duda era la abuela la que capitaneaba la expedición que se dirigía a los campos de las cercanías del pueblo, la abuela y a sus órdenes, nosotros, los pequeños de la casa. Y sin rechistar, era de obligado cumplimiento una tarde o dos de cada verano dedicarla a esta labor.
La abuela elegía una tarde fresca, gracias al viento del norte, y con el bocadillo en una mano y la mortera en la otra salíamos de casa dispuestos a competir por ser el primero en llenar dicho recipiente  -la mortera- que así se designaba a la lata de kilo de atún o de sardinas y que tenía varias aplicaciones. Era usada como recipiente, la mortera, y como unidad de medida, la morterada.
Pero costaba mucho llenar la mortera, nos quejábamos de dolor de espalda y hacíamos varias protestas  a lo largo de la tarde, incluso alguna trampa cogiendo también las manzanillas más gordas, pero la abuela, atenta, enseguida nos llamaba al orden y nos hacía retirar tales flores, también nos entretenía con alguna de sus múltiples historias. 
 Con la cosecha recogida nos dirigíamos orgullosos a casa, entregábamos las manzanillas y salíamos corriendo a jugar para no desaprovechar del todo la tarde. La abuela depositaba con cuidado las manzanillas bien extendidas en la criba para su secado, normalmente en el balcón, para que estuvieran bien ventiladas pero sin que el sol las diera directamente. Posteriormente se guardarán en alguna caja, lata, o tarro reutilizado que no reciclado ( tal vocablo no se usaba entonces) de algún alimento consumido previamente como galletas o membrillo.
La manzanilla formaba parte del arsenal farmaceútico junto con alguna aspirina, la miel y acaso una botella de ginebra u orujo, y pocas cosas más se necesitaban para el tratamiento de las dolencias leves. Para las graves ya se encargaba el médico de ponerte el culo como un colador a base de inyecciones.
Normalmente se usaba la manzanilla para el típico dolor de tripa de niños y adultos, en los niños en particular obraba milagrosamente, pues si sufríamos para cogerla, nada comparado con tener que beberla, tan solo con el olor ya nos hacía vomitar y por tanto ya estábamos aliviados del empacho o del cólico de gases de tanta legumbre como comíamos.
Y esto es todo, este año Carlos y David también se han tenido que esforzar en la recogida, pues la sequía y la poca limpieza de los campos como consecuencia de la falta de animales, hacen de la manzanilla un bien escaso.

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