sábado, 14 de enero de 2012

LAS MERINDADES. DE JOYA EN JOYA.

"En el siglo X, es Fernán González quién organizó políticamente la región, creando las Merindades como entidad político-administrativa. Una Merindad era un territorio, en el que el Rey ponía bajo la tutela de un merino o persona de confianza, numerosas competencias como la justicia, el ejército o el cobro de impuestos"
Hacia estas Merindades nos dirigimos en esta invernal jornada. Pasaremos por la de Valdeporres, Sotoscueva y La Merindad de Villarcayo de Castilla La Vieja. Tan sonoros nombres llevan aparejados un buen número de pueblos cada uno de ellos de singular belleza, albergando monumentos tanto naturales como creados por la mano del hombre desde remotos tiempos.
Y como antiguamente hicieran los foramontanos desde Cantabria y el vecino País Vasco, también nosotros salimos de Santander, con diez grados más que los que nos encontramos en Pedrosa de Valdeporres, y no con la intención de repoblar, que eso va a estar complicado,sino con la de disfrutar de esta encantadora estampa del puente natural de Puentedey, formado a lo largo de los años por las aguas del Nela.
Y siguiendo dicho curso fluvial llegamos al pueblo de Escaño donde nos encontramos esta pequeña joya del románico. Datada en el año 1083, según consta en una inscipción en el interior, pasa por ser una de las más antiguas de la provincia. Las partes que menos modificaciones han sufrido están básicamente construídas con piedras de toba, me imagino que  en la comarca abundan estas formaciones, y dado su bajo peso se usaban mucho en construción.    
Y para pequeña, se lleva la palma, la más pequeña del mundo. Estamos en Escanduso, y al lado mismo de la carretera aparece lo que bien puede ser una maqueta pero que no lo es, es un pequeñísimo templo, orgullo me imagino, de los lugareños. 
En Cigüenza giramos al norte y atravesando bosques de encinas  vamos recorriendo otra serie de pequeños pueblos como Casillas, Nela, y Quintanilla Valdebodres, pueblo este último con interesantes cosas para visitar, desde su propio casco urbano, hasta el verdoso pozo del infierno que surte agua para el pequeño y bien conservado molino, o el humilladero que contiene en su interior una imagen de la virgen, policromada.Y después de observar con atención todos estos reclamos, llega la hora de vaciar el morral, que llevamos unos cuantos km. cargando con los callos, la sartén, el infiernillo, la bota y el termo de café.
Y ya bien alimentados continuamos. A las afueras del pueblo un cartel nos indica que estamos muy próximos a La Cascada de la Mea, una agradable sorpresa encontrarnos con este segundo monumento natural de la jornada, al fondo del barranco y entre un precioso bosque mixto aparece este fabuloso salto de agua, si bien la pertinaz sequía hace que no sea demasiado abundante su caudal, pero el entorno y las ramas de la abundante vegetación completamente congeladas,  siendo ya las tres de la tarde, hacen de la contemplación un verdadero placer.
 http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=2390668

2 comentarios:

Japy dijo...

Unos pueblos preciosos los de esa parte del norte de Burgos. Saludos.

luis dijo...

Una ruta bonita de verdad y con mucha historia, de las que gustan. Si le añadimos los callos, insuperable.