viernes, 26 de febrero de 2010

LA GUARETA Y LAS MARZAS




Hoy, último día de febrerito el loco no podemos olvidarnos de la tradiccional costumbre del canto de las marzas. Pero justo la semana pasada, el 21 de febrero, se celebraba en Higón y otros pueblos de la comarca, entre ellos los matorrizos de Valderredible, Santa Gadea, creo que también Montejo, y ya tengo mis dudas si Arija también lo celebró alguna vez, la hoguera conocida como " La Guareta" o siendo más fisnos "La Hogareta". A mis casi cuarenta y cinco, aun recuerdo participar de las dos tradicciones mencionadas, ambas imagino con orígenes que se pierden en la memoria.

Pues el pasado 21 de febrero recordando con mi padre los tiempos en que hacíamos la hoguera, se me ocurre preguntarle si conocía el posible origen de esta tradición. En un primer momento me dijo que no, pero al poco tiempo se le debió de encender alguna bombilla y me dijo que él de niño recuerda oir a los viejos que "la Guareta se hacía un año en cada barrio para alumbrar el payo" jod... dije yo, explícate que no entiendo nada. Bien pues el payo se refiere al terreno que se siembra, y alumbrar me dice que se refiere a bendecir. ¿ Y la fecha, por qué el 21 de febrero? Su explicación es que por esta fecha más o menos, se siembra el tardío, esto es, el centeno que no se ha sembrado en noviembre. Se procuraba antes, sembrar todos los vecinos el centeno en la misma zona, y al año siguiente en la otra, para un mejor aprovechamiento en otoño de la derrota. El año que se sembraba la parte de arriba del pueblo se hacía la guareta en el juegobolos, y el año que tocaba sembrar la parte de abajo se hacía en la cotorría. Siguiendo con el tema busqué en internet PAYO, y apareció en el "diccionario de voces y expresiones populares y rurales en la obra de Miguel Delibes" como: pequeña extensión de terreno, empleado por Delibes, me imagino que de cacería, por Turzo (pueblo del norte de Burgos, en el páramo). Total que la cosa se va poniendo clara, alumbrar el payo lo podemos traducir como bendecir los terrenos de siembra, y antes del término bendecir, seguro se utilizó el de purificar y el de fertilizar, siendo posteriormente cristianizados con el término bendecir. También las cenizas de dicha hoguera eran recogidas al día siguiente y extendidas en algún prado o huerto, también por estas fechas es miércoles de ceniza y con ella te bendicen. En fin algún estudioso de la cultura celta seguro nos puede explicar algunas de estas cosas.

La guareta la hacían los mozos, para ello en tiempos de mi padre dice que cada uno traía un coloño de árgumas o de berezos y que también empleaban las rastras del año anterior. Estas eran un gran montón de ramas de espino aplastadas que se usaban para extender el abono y las toperas de los prados. Se encendía al anochecer y juerga y juerga hasta altas horas que se apagaba y el frío te hacía ir a casa.





Así como del tema de la guareta el escrito más extenso quizás sea el acabas de leer, sobre las marzas ya existen tratados y estudios, aun así yo cuento las mías.

Nos juntábamos los niños y niñas del pueblo e íbamos de casa en casa diciendo: Jesusa, venimos a andar las marzas, cantamos, rezamos o nos marchamos. Bajaba Jesusa al portal y nos decía, a ver guapos, primero vamos a rezar un padrenuestro y un avemaría por los fieles difuntos y después cantáis las marzas. Nosotros rezábamos con ella y después a cantar el " marzo florido seas bien venido, con el mucho pan y el mucho vino" y etc etc. Jesusa nos daba unos huevos y uno de sus maravillosos chorizos, pues tenía y tiene una hornera que hace milagros. Y así de casa en casa, aunque no en todas nos hacían rezar; con los presentes que conseguíamos, otro día hacíamos una gran merendola a base de tortillas y chorizo. Y eso era todo en mis tiempos. Si alguien quiere profundizar en el tema le dejo este enlace.

ROMÁNICO Y PRERROMÁNICO POR EL BESAYA


Ya hace varios días que había hecho la reserva metreológica para hoy viernes, en mi página favorita del tiempo. http://www.ceam.es/ceamet/modelos/GFS/WZ/gfs_3.html Y una vez más no me defraudó. Salió un día excepcional.

Comienzo la ruta en bici dando un paseo por los alrededores del palacio de Los Hornillos, en Las Fraguas, construción de estilo inglés en medio de una inmensa finca con estanque y buenos árboles.
En sus inmediaciones se encuentra el partenón, iglesia de San Jorge, que no deja de asombrarnos por lo peculiar de su estilo en estas latitudes, neoclásico dicen las guías, en cualquier caso muy laborioso por lo perfecto de sus columnas y sillares.



Desde Las Fraguas continúo hasta Molledo por la nacional, ahora se va bien con la bici por lo escaso del tráfico, y desde aquí a Silió, una foto a la iglesia románica de San Facundo y una vuelta por el pueblo. Hay algo de movimiento, unos sacando el abono de sus cuadras, otros preparando las huertas, las mujeres a la frutera ambulante, en fin, como siempre ha sido en el pueblo.

Desde Silió siguiendo las indicaciones de un señor me dirijo a Helguera por una cambera entre cercas de prados, cruzo el Besaya, que estos días baja bravo, y hago una parada en la pequeña iglesia mozárabe de Santa Leocadia, conserva su típico ábside rectangular y los modillones que sujetan el alero.



Desde Helguera continúo por Iguña pero ahora por la carretera paralela a la nacional, hasta San Juan de Raicedo, donde hago el primer avituallamiento de la mañana junto a la iglesia románica, mucho más pequeña que la de Silió pero de bellas proporciones, a excepción del añadido lateral, que hay gustos que merecen palos, decía aquel. Lo del avituallamiento es porque aquí empiezan los cuatro km. que tengo que superar hasta llegar a Bostronizo.



Bostronizo es una buena atalaya para observar todo el Valle de Iguña, tiene además un interesante caserío y como curiosidad el cercado de sus fincas, con grandes lajas de piedra. Desde el pueblo me quedan casi cuatro km. de bajada por pista hasta llegar a la ermita mozárabe de San Román de Moroso. Emplazada en el interior de un robledal, el sitio rezuma tranquilidad, que aprovecho para comer el bocadillo oyendo los primeros pájaros de la ya deseada primavera y el rumor del arroyo que discurre a mis espaldas. Más no se puede pedir. Vuelvo a subir hasta Bostronizo y desde aquí en fuerte bajada llego otra vez al punto de partida. Precioso día de sol, valioso arte y un poco de deporte. Lo peor la zona que me une a la bici (sálvese la parte) pues hacía tiempo que no practicaba.






domingo, 21 de febrero de 2010

LA MATANZA. MENÚ CELEBRACIÓN.

Nada más cruzar la puerta principal nuestro olfato nos pone en precedentes de lo que puede ser la jornada en lo gastronómico, y no sólo por los pucheros de la lumbre sino porque toda la casa está impregnada de olor a especias, pues hace tres días ya de la matanza. Esto hay que celebrarlo. PRIMER PLATO: Patatas cocidas con morcilla, una hoja de laurel y arregladas con la manteca del cerdo, ajo y pimentón. La patata de la Paramera de Bricia, de Cilleruelo de Bricia para ser exactos, sin denominación de origen, pero de excelente calidad, recia tierra y mucha altitud.

SEGUNDO PLATO: Morcilla de arroz, elaborada hace dos días, cocida con las patatas. Regamos los manjares con el fresco vino de la bodega, tinto Rioja a granel, del Carloto de La Población, oye, marida perfectamente, que sobre esto del vino hay mucha literatura.
TERCER PLATO: Asadurilla compuesta de hígado y pulmón y guisada con mucha cebolla, un poco de vino blanco, pimienta y un poquito de pimentón. Fuego lento.


CUARTO PLATO: Chichas. Todavía no están hechos los chorizos, hoy probamos las chichas y las damos el visto bueno, mañana ya se podrán hacer pues estaban en su punto de sal y picante.

PRIMER POSTRE: Manzana reineta asada en horno de leña, la añadimos un poco de agua y azúcar por encima de ellas.

SEGUNDO POSTRE: Quesada pasiega. Pongo una receta recibida durante la comida: en un bol ponemos el queso fresco hecho previamente, la mantequilla casera diluida, sal, azúcar y canela, chorrete de brandy y chorrete de anís, huevos, ralladura de limón y por último la harina. Untamos la fuente con otro poco de mantequilla y al horno de leña.

CAFÉ Y CHUPITO. Para finalizar tan opípara comida qué menos que un cafelito y un chupito de orujo de Liébana, o por lo menos que haya pasado el Desfiladero. Ojito con la copa que la compró mi suegra en el viaje de novios a Zamora, ¡tampoco ha nevado desde entonces!
Y esto ha sido todo, queda felicitar y agradecer a la cocinera por lo suculento del menú y por conservar la tradición tanto de la matanza como de su celebración.







viernes, 19 de febrero de 2010

LA HIERBA.

A la siega me voy madre, para mí ya ganaré
la hierba queda tumbada, menos la que queda en pie.
Por San Juan suele ser que comienza esta ardua tarea en las zonas de media montaña como en la que nos encontramos. Un sólo corte dan aquí los prados, quizás en alguna bárcena se pueda segar un segundo, de verde, en el resto será en la derrota de finales de septiembre y octubre donde se aproveche la otoñada. La hierba seca recogida será el sustento durante el largo invierno de todas las vacas de la cuadra.


Se empieza picando el dalle, para ello elige el paisano una buena sombra y con paciencia y concentración pica y pica con acompasado ritmo, mojando de vez en cuando el martillo en la lata con agua y vinagre o echando un salivazo sobre el filo. Nos deja el picador absortos con su música hasta que finaliza su trabajo sin haber cuarteado el dalle, saca la pizarra de la colodra, un par de pasadas y a segar.

Todo un arte el de segar a dalle, piernas abiertas y ligeramente flexionadas, pasos cortos, espalda arqueada, y buen giro de hombros y cintura. "Nadie se puede casar en esta zona sin saber picar y segar a dalle" (Braulio dice). Por eso vemos a Roberto practicar, aunque me parece que ya lo traía de casa.
Una vez el prado desorillado y echada la senda de mojón a mojón para no invadir al vecino, entra la máquina de segar, (la Ajuria, la Hoz o la Trepa) traccionada por la pareja de vacas y conducida por el delantero; el chaval irá sentado atento a pisar el pedal y levantar el peine en caso de que haya una tapanoria, que no se estrague la cuchilla. De vez en cuando ésta cercena alguna rana o estropea un nido de codorniz, después vendrá la cigüeña o el ratonero haciendo limpieza, la cadena trófica no para.
A mitad de prado se hace un descanso, se quitan los bozales a las vacas para que merienden y nosotros sacamos la bota y tomamos un bocado al socallo de la lindera, pues aun siendo verano el cierzo viene fresco.
Con la ayuda del sol y un par de vueltas, la hierba estará seca y preparada para echarla al carro y llevarla al pajar. Se arma el carro con la puente, las armaduras y el escalerón, posiblemente el prado lo metamos de un par de viajes, los minifundios no dan para más. El paisano horconea la hierba, las mujeres arrastrillan y el chaval a poner y pisar el carro, que quede igualado y bonito. Se le ata con la soga, se le peina con el rastrillo para no perder ni una hierba en el trayecto y al pajar; cuidado de no entornar por el camino.
En el pajar se coloca postada a postada bien pisado, durante el invierto se irá mesando con el cachavo y repartiendo a las vacas por las boqueras.
Finaliza la recogida de la hierba alrededor de San Lorenzo celebrándolo comiendo el gallo o en su defecto el mejor pollo del corral.
Si sería importante la labor que hasta el cura autorizaba públicamente al comienzo del verano el poder trabajar los domingos, con la excepción del día de Santiago Apóstol y el de la Virgen de agosto.
Hoy los viejos aperos como el carro, las armaduras, la máquina de segar y hasta el mismo dalle, duermen el sueño de los justos en algún portalón, esperando que algún lugareño o veraneante escaso de leña los despiecen, o si tienen mejor suerte, algún caprichoso o anticuario los pondrá en el jardín del chalet o museo etnográfico.
Recientemente he leido la siguiente frase atribuida a Virgilio: "¡Qué felices serían los campesinos si supieran que son felices!" ¿Éramos felices? creo que si, pero quizás no lo supiéramos, por eso intentamos buscar la felicidad en otro lugar. ¿Tendrá esto algo que ver con la despoblación rural?
Empecé con una tonada y finalizo con un poema de José Hierro:
Mi reino vivirá mientras
estén verdes mis recuerdos.
Cómo se pueden venir
nuestras murallas al suelo.
Cómo se puede no hablar
de todo aquello.
El viento no escucha.
No escuchan las piedras, pero
hay que hablar, comunicar,
con las piedras, con el viento.







sábado, 13 de febrero de 2010

ETNOGRAFÍA

Aunque prácticamente cualquier casa de nuestros pueblos puede hoy llamarse museo etnográfico, pues quien más quien menos no ha destruido el conjunto de aperos, herramientas ni otros útiles usados no hace tanto, todo ello, junto y convenientemente explicado, lo hemos visitado en el día de hoy en el museo etnográfico Velarde en Muriedas, Cantabria. Con un contenido variado y valioso, organizado en las distintas dependencias de la casona de la foto, correspondiente al insigne Pedro Velarde, en poco más de una hora se recorre toda la muestra, ¡ah! y gratuito, que en estos tiempos también es de valorar.
Lo curioso del caso es que íbamos juntos tres generaciones, mi padre, mi hijo y yo. Digo curioso porque casi todos y cada uno de los elementos de la muestra eran de sobra conocidos tanto para mi padre como para mi, no así , por supuesto, para mi hijo. Tampoco para una pareja de jóvenes que nos acompañaban en la guiada visita. Quiero decir que el salto que se ha producido entre mi hijo y yo ha sido inmensamente mayor que el producido entre mi padre y yo. Para bien o para mal, pero así ha sido. Por supuesto el museo nos muestra objetos, de nuestra mano queda imaginar, para unos, y recordar, para otros, modos de vida vinculados a ellos. Siglos y siglos utilizando los mismos badajones de madera para desplazarse por la nieve y ahora de un año para otro se nos pasan de moda los esquís, pues aparecen otros de mayor calidad o de materiales más modernos; tiramos aquellos y nos compramos los nuevos. Nos decía la guía del museo que la palabra tirar no existía en los tiempos de los objetos expuestos, todo se reutilizaba.


Bien, así hemos pasado la mañana, mi padre , memoria viva del museo, la guía, sobradamente preparada, mi hijo, abriendo unos ojos como platos y yo entre Pinto y Valdemoro.


domingo, 7 de febrero de 2010

VERDE QUE TE QUIERO VERDE.

De los distintos tonos del verde que existan, me quedo con el de estas laderas herbosas que antaño fueron bosques. Estamos en una de las zonas de máxima pluviosidad de Cantabria, las cabeceras del río Pas, en las faldas del imponente Castro Valnera. Recuerdo también el verde de dos fincas situadas a la derecha de la carretera bajando el Pº del Escudo, pasando San Andrés de Luena, precioso tono el que se pone a principios de primavera con abriladas de lluvia y sol. Ambas fincas cerradas con la típica y rectilínea pared pasiega y las ovejitas.... sublime.
Comenzamos esta vez la ruta en el barrio de la Vega de Pas conocido por Pandillo, desde allí nos proponemos seguir el río buscando las cascadas de Ruyemas y ascendiendo la ladera norte del Castro Valnera hasta donde la prudencia nos aconseje darnos la vuelta.

En la primera parte nos internamos por una empedrada senda en un espeso hayedo, dejando el arroyo a nuestra derecha y al fondo del barranco. Pasado este bosque salimos a una zona de fincas y cabañas conocida como la pradería de Ruyemas.


Alguna cabaña semiderruida con su cuvío vacío de leche y queso (pequeña construcción semisubterránea que sirve para enfriar los alimentos, a falta de mejor nevera) y con su fresno como único testigo del paso del tiempo.


Seguimos el arroyo Ruyemas y la ladera empieza a ponerse vertical, la hierba está muy resbaladiza y la niebla no nos deja ver el Castro.

Ya tenemos cerca las cascadas de ruyemas, dos regatos preciosos uno encima de otro.

Seguimos ascendiendo sobrepasando las cascadas, pero la cosa se pone fea, la verticalidad aumenta y la niebla parece decirnos: no se os ocurra seguir, y en efecto, los de "al filo de lo posible" deciden darse la vuelta e intentan bajar sin perderse.

Al final lo conseguimos, llegamos otra vez a las praderas sanos y salvos.

Tenemos el propósito de volver, subir desde las cabañas de Ruyemas por el arroyo de la derecha, entre el bosque, hasta la Capía y si hay ganas alcanzar el Pico Valnera, excepcional mirador de Cantabria y parte de Burgos. Otro día.








viernes, 5 de febrero de 2010

PARA LUIS.

..... cómo se pasa la vida,
cómo se viene la muerte
tan callando.

Hoy, amigo Luis tenemos que afirmar seriamente lo que otras veces decíamos un poco a la ligera, precioso fragmento de Jorge Manrique en "Coplas por la muerte de su padre" aunque nosotros siempre se lo hemos atribuido a la fabulosa espontaneidad de nuestro buen amigo Sito.
Mi padre me suele decir a mi de la muerte: "no hay cosa que más cierta tengamos y que más fácil olvidemos" ya sabes cómo se las gasta mi padre. Y yo le decía a Carlos ahora, dándole la noticia de la muerte del abuelo de Irene, que el propio concepto de ser vivo lleva implícita la muerte. Él lo ha entendido, nosotros lo tenemos que asumir.
Un abrazo y un recuerdo para una buena persona como tu padre.

miércoles, 3 de febrero de 2010

DESPOBLACIÓN-REPOBLACIÓN

3 de Febrero. Por San Blas, la cigüeña verás, y si no la vieres..... es que no ha venido. Afortunadamente la cigüeña sigue viniendo a críar a nuestros pueblos, aunque no en el viejo olmo, que se secó. El problema es que ha dejado de traer niños en su largo pico. Rescatada del álbum familiar la foto escolar del año 1972, varios son los recuerdos y reflexiones que me vienen a la cabeza. La apertura del Grupo Escolar de Arija concentró en esta escuela a los niños y niñas de Montejo, Higón, Santa Gadea, Quintanilla, Arija, Vilga, San Vicente, Herbosa, Arnedo, Villamediana y San Román, un total de doce pueblos. Qué mejor censo por si la memoria nos patina que contar a los niños de la foto. Ciento diecisiete niños y niñas de edades comprendidas entre los séis y los catorce años. Hoy treinta y ocho años más tarde, entre esos mismos pueblos y en la misma franja de edad habrá unos diez niños. Otro dato, de los ciento diesiete niños presentes en la foto, actualmente permanecen en dichos pueblos unos veinte. Es cierto que alguno nacido con posteriodidad, esto es, a partir de mil novecientos sesenta y siete, también está viviendo ahí.
En fin, sirvan estos datos para visualizar con más claridad, si cabe, el fenómeno de la despoblación, si bien la auténtica manera de verlo y sentirlo es darse una vuelta por ellos un día cualquiera entre semana, de cualquier mes, exceptuando julio y agosto.
¿ A qué se ha debido este fenómeno y cual puede ser el futuro de todos ellos?
En general en las zonas rurales de montaña como la que me refiero, con una economía de subsistencia basada en la ganadería extensiva y el cultivo de la patata básicamente, se ha vivido no de lo que se ganaba, sino de lo que no se gastaba; además de ganar poco, nunca sabías cuánto, estabas pendiente siempre del precio de los terneros, de la leche, de los cerdos, de las patatas, con un valor muy fluctuante. A esto sumamos que los gastos empiezan a aumentar, desde pequeños electrodomésticos hasta un coche (con lo que conlleva), subida de precios de la luz y butano,seguridad social, pequeñas inversiones en maquinaria etc. La granja no daba para todo esto y para lo que se avecina, se van produciendo abandonos, lenta pero progresivamente.La gente se va dando cuenta que un salario en la ciudad es más rentable que el trabajo en el campo, van llegando los primeros veraneantes con sus coches, tiempo y dinero que invierten en ocio. Y esto cala. Sólamente van quedando los que a base de trabajo e inversión en modernizar sus explotaciones consiguen unas rentas capaces de permitir un consumo acorde con la oferta existente. Además, aprovechan con rentas bajas las tierras y pastos que otros abandonan. Ahora quedan una media de dos o tres explotaciones agrícolas y otra de distinta actividad por cada pueblo, donde antes existían veinte o más. Por tanto el panorama es éste, dos o tres matrimonios más o menos jóvenes y otra docena de personas mayores es la población que en la actualidad componen la mayoría de los pueblos, y quizás estoy siendo optimista. Pero aunque estas dos familias sean capaces económicamente de aguantar el tirón, e incluso estén felices haciendo lo que hacen, que me consta que si, tendrán enseguida que mandar a sus hijos a estudiar fuera, rara vez disfrutan de vacaciones y son muy pocos para formar parte de una comunidad; seguramente acabarán desistiendo.
¿ Será esto un proceso irreversible? ¿ Únicamente pueden ser los pueblos lugares de segunda residencia de la gente que vive en las ciudades o pueblos grandes? Pues si algo o alguien no lo remedia me temo que si. Paradójicamente la mejora en infraestructuras, carreteras, teléfono, electricidad, quita-nieves, servicio sanitario etc. no ha contribuído a fijar población, antes al contrario, como tenemos mejores carreteras trabajamos aquí pero vivimos fuera. Pues igual tiene que ser así. ¿Hay algún resquicio para el optimismo? Yo pienso que si, se trata de dignificar cada día más el modo de vida rural, el valorar y pensar que ¡qué suerte ! vivir en el pueblo. Pero me da la impresión, y es una opinión subjetiva y sin querer jugar a ser adivino, que esto lo ha de hacer gente nueva, nuevas generaciones con ideas y proyectos nuevos y diversos, sin complejos, sin estigmas. Alguien que no haya tenido de niño que ir a cagar a la cuadra y limpiarse con el papel elefante colgado del poste; alguien que no haya visto a su madre ir al río helado a lavar la ropa. Los que vivimos esos tiempos tenemos demasiado interiorizado un modo de vida asociado al pueblo que no quisiéramos para nuestros hijos. Pero hoy las cosas han cambiado, puede haber calidad de vida en un pueblo y la ciudad se está deteriorando. Puede que estemos en un período de transición, que aún no hayamos tocado fondo en cuanto a despoblación, pero creo que hay que ser optimistas y mientras tanto apoyar, dignificar y valorar, aunque sea por egoismo, a los pocos que aun decidan seguir allí el año entero y a otros que vienen estacionalmente. Entre los unos y los otros los pueblos siguen ahí, no se han perdido, no han caido. No se han olvidado.

lunes, 1 de febrero de 2010

Tribuna Literaria: LA MECÁNICA DEL CORAZÓN

" LA MECÁNICA DEL CORAZÓN". Es la historia de un niño recien nacido al que le implantan un reloj de madera al tener dañado el corazón al nacer, Hay tres cosas que no puede hacer si no quiere morir.... Historia de amor que le hará cruzar muchos países. Fantástica la misión del relojero que viaja con él etc. Lo que más me ha gustado es lo que te enseña. Querer con el corazón, no por lo que se tiene. !!!!Qué bonito ma quedaoooooooooo¡¡¡¡¡¡¡.Libro de fácil lectura y rápida. Para llevar al trabajo,(según que trabajos claro), en la mesita de noche...
P.D Lo he copiado y pegado del comentario que puse en el libro de los salmones. Cada cosa en su sitio.

BAHIA DE SANTANDER :UN MAR DE CULTURA

Ya sabéis que los Domingos a las 9.00 quedamos en el parque de Mesones para darnos una carrera y de paso echar una parrafada con los amigos. El recorrido está jalonado de varias estatuas y rincones que tienen su interés literario, con lo que , aparte de hacer deporte y disfrutar de unas vistas impresionantes, nos "empapamos" de cultura, que en estos tiempos de TDT, Wii y demás, no está mal.
Comenzamos en el mismo parque. Entre los chopos se encuentra la estatua en memoria de José Luis Hidalgo.

"Hoy vengo a hablarte, mar, como a mí mismo.
Como me hablo cuando estoy a solas,
cuando dejado de los tristes días
que nos contemplan desde el ojo humano
acerco el ascua tenebrosa y sola
al principio del ser, a las raíces
donde alborea, matinal y oscura
la primera caricia de la tierra".
Continuamos hacia el "Chiqui". A la entrada de la playa, vigilante, Don Quijote nos muestra el camino.
A la playa del Camello. Benito Pérez Galdós la describía así en "Gloria", uno de sus Episodios Nacionales.
"A la izquierda de la boca de la ría había una serie de riscos que se mostraban completamente en la marea baja y en la pleamar eran indicadas por móviles espumarajos del agua. Uno de los peñascos tenía forma parecida a un camello, y de aquí le vino el nombre dado a todo el arrecife"

Subimos al asfalto otra vez, al encuentro del viejo "Pick", José del Río Sáinz, también concido por "El Botas", capitán de barco al principio de su vida y poeta del mar al final.
La bahía descansa tranquila después del temporal del fin de semana

También descansa Gerardo Diego a la sombra del gigantesco roble del paseo de Reina Victoria.
"Bahía natal"
Cristal feliz de mi niñez huraña
mi clásica y romántica bahía...

La muerte, madre mía, a tí me una
agua en tu agua, arena de tu arena.
Mientras tanto Jorge Sepúlveda no se cansa ni de mirar al mar ni de soñar (que estaba junto a tí)


El camino sigue y llegamos a Puertochico. El alma marinera de Santander resuena los días de viento Sur en las jarcias de los veleros atracados en los pantanales.
Ese monolito dedica a "Pick" el muelle con motivo de su centenario(el de Pick).

Habla José Hierro:
"Por más que intente al despedirme
llevar tu imagen, mar, conmigo;
por más que quiera traspasarte,
fijarte, exacto en mis sentidos;
por más que busque tus cadenas
para negarme a mi destino,
yo sé que pronto estará rota
tu malla gris de tenues hilos.
Nunca jamás volveré a verte
con estos ojos que hoy te miro."

Los raqueros de "Sotileza" se escabullen, asustados por tanto ruido.


Y nosotros terminamos, en nuestra Grúa de Piedra.
Tocamos su duro caparazón, intentando atrapar la fuerza que guarda en sus entrañas, para poder volver, cuanto antes mejor, a disfrutar de un paseo maravilloso.