miércoles, 30 de diciembre de 2009

LA BOTA 2009

Empezamos la temporada en febrero, los Reyes Magos le obsequiaron con una buena bici a Rafa (debió de portarse como un campeón todo el año) y la estrenamos en esta clásica Correpoco-Ermita del Moral. Ya de por si una ruta con encanto, si encimas pillas este día a triunfar.
Aquí viajamos en el tiempo, está pendiente de narrar por parte de Luis.

Dimos la vuelta a la Sierra del Hornijo y acabamos comiendo unas alubias en Ogarrio con familias incluidas.
Un descanso en el bosque de Montabliz, sólo faltaba el ojáncano, si le llegamos a ver no nos inmutamos pues la espesura era proclive a trastolillos.

Otra vez en la reserva del Saja, subimos el bosque de Ucieda y bajamos a Barcenillas, que por cierto, tiene unas casas preciosas. Las tudancas se asustan ante la presencia del OSO DEL MORAL.

Esta chopera es más al sur, en el cañón del Ebro , llegando a Pesquera.http://ruedalabota.blogspot.com/2009/12/por-el-canon-del-ebro.html

Y por fin ¡¡llegó el gran día!! daremos la vuelta a la Sierra de Peña Sagra y lo mejor: casi lo conseguimos.http://ruedalabota.blogspot.com/2009/12/pena-sagra-2009-vaya-rodaje.html

Javier y yo aprovechando que estamos en el pueblo nos damos una vuelta por el Monte Hijedo y por las aldeas de Los Riconchos.


Al sur de Cantabria disfrutando de estos parajes, un poco de nostalgia, aquí nació mi madre, su casa como la iglesia no resistió la embestida de las aguas.http://ruedalabota.blogspot.com/2009/10/por-las-tierras-altas-calidad-de-vida.html


Un domingo por la mañana, cambiamos la playa por la rueda, abajo la de Somocuevas.


Quién nos iba a decir que en Valderredible hubiera monumentos de esta importancia.http://ruedalabota.blogspot.com/2009/10/media-vuelta-valderredible-en-bici.html
Tenemos idea de hacer toda la costa, poco a poco, que nos riñen en casa si abusamos. La verdad que tenemos por aquí unos parajes que merecen todo el respeto. Esto es la playa de los Locos en Suances, fuimos hasta la ermita de Santa Justa y volvimos por Santillana a tomar el blanquito.

Lo expresa mucho mejor que yo López Hidalgo en su libro " En el pais de la desolación" aunque ciertamente es muy pesimista ¿ o realista? no se, en cualquier caso fue una ruta intensa.
Y esto es todo amigos, que el año 2010 nos de la suficiente salud para seguir recorriendo sitios como estos y de paso ponerlos en valor. FELIZ AÑO NUEVO.



sábado, 26 de diciembre de 2009

¡NIEVA!

Nieva, detrás de los cristales, nieva y nieva... Plagiando un poco a Serrat, ésto es lo que ocurría cualquier tarde noche de invierno. A la mañana siguiente abrimos las contraventanas, rascamos del cristal el hielo que se forma con la condensación y nos llevamos una gran alegría, ¡ha caido una buena nevada! y no tendremos escuela en unos cuantos días. Continuará nevando al menos dos o tres días seguidos, la nieve subirá cincuenta o sesenta centímetros y en los neveros formados por el viento, puede alcanzar hasta un metro o metro y medio.


Es la primera gran neveda del invierno, los primeros días el ambiente es ameno, año de nieves, año de bienes, es el invierno, esto es normal, tenemos de todo en casa. Se atiende el ganado, se espala el corral con la pala bien untada de sebo para que no se pegue la nieve, se visita a los vecinos, jugamos a tirarnos pellas... por la noche una partida a la brisca de seis y todavía sobra gente.


Pero sigue helando y la nieve no ha bajado ni un centímetro, solamente nos visitan los gorriones, los tordos y alguna desaprensiva urraca, también las huellas del zorro que ha estado rondando el corral. Los hilos de la luz están muy helados y parten, nos quedamos sin energía eléctrica, ahora velas, el candil y sin tele.
Todavía no ha venido la espaladora, puede que mañana; ya no queda pan, nos juntamos tres o cuatro y subimos a Montejo a buscarlo, bajaremos también para los vecinos mayores; nos iremos turnando en la subida abriendo huella de uno en uno para no cansarnos, donde los huertos nos pasa la cintura. Compramos el pan y con lo que sobra unos arenques en la cantina.

Los mayores nos cuentan que esto no es nada que antes ¡si que nevaba! que hacían túneles para poder salir de casa, que iban a espalar la vía de la Robla para ganarse un jornal, que metían paja en las botas para no congelarse los pies. Recuerdan sobre todo los años cincuenta, durísimos inviernos en los que el pantano permanecía helado muchos días.

Y entre aventura y aventura por fin un día se oye a lo lejos el ruido de la espaladora, pero al llegar a las ánimas de Montejo no ha podido pasar, tendrá que volver mañana la de tubos. Detrás de ella enseguida viene el panadero y saldrá algún vecino con el coche a buscar medicinas hasta los diez km. que nos separan de la farmacia.

Las goteras caen de continuo, ha dejado de helar, vendrá rápido la desnieve, la tierra está borracha, el agua corre por todos los sitios. Nos enteramos que un Sr. de Allén del Hoyo se tropezó en el camino de vuelta de Montejo con un cable de alta tensión caído en el suelo y murió por ello. Las desgracias con la nieve se hacen más profundas, cobran mayor intensidad. Ahora en vez de año de nieves año de bienes se oye que la nieve es blanca pero muy negra. Volvemos a la escuela, ya teníamos ganas, en el autobús cantamos y nos reimos. No será la última nevada del invierno, al menos quedarán otras dos de este pelo.



Así que han pasado más de treinta años hasta que pisé por primera vez una estación de esquí, el lado lúdico de la nieve tardó en interiorizarse. De todas formas prefiero el paseo en solitario o con unos amigos en raquetas o esquís, pero un poco lejos del bullicio.

Mirando el viejo roble del sesteadero pienso en los setecientos (cien arriba, cien abajo) inviernos que ha vivido y viendo la base de su tronco creo que tampoco lo ha tenido fácil, sólo esas robustas raíces que se intuyen lo han tenido firmemente pegado a la tierra en que nació.




miércoles, 23 de diciembre de 2009

LAS CABAÑAS-BUSNELA-AHEDO

Bonita mañana de Agosto en la que la niebla cubre toda la falla de Resconorio, pero nosotros en el Puerto de la Magdalena 1020 m. gozamos de este precioso sol y de estas vistas.

Estamos en la cabecera del Río Nela, lugar conocido como Runela, desde aquí hasta el Ebro 75 Km. Cómodo camino entre prados y cabañas pasiegas.


Poco después nos internamos en el frondoso bosque y el camino se complica un poco para las bicis, no pasa nada, pie a tierra.

Pero hubo de tener su importancia, pues a su vera encontramos este humilladero (en mi zona se conoce con el nombre de "ánimas")

Estamos en Busnela (pueblo del silencio) nos encontramos con esta vieja casa cuyos actuales moradores son el sauco y la hiedra ¡vaya par de oportunistas en cuanto intuyen abandono! me gusta la estructura de la casa, es anterior a la montañesa, más pequeña, más modesta, solía constar de planta baja con el vano para "aparcar" el carro, la cuadra y una pequeña bodega para las patatas.A la vivienda se accede desde el vano y consta de cocina de leña-comedor, una habitación y acaso una alcoba más. Debajo del tejado un pequeño desván. Ventanas muy pequeñas que se cierran con la aldabilla y cuarterones o contraventanas que se cierran con la estorneja. Casas muy bien orientadas y cuya calefación son las vacas de la cuadra, el tascón de hierba en el pajar que aisla toda la zona Norte y el lar donde también se cocina. Por sofá el escaño de roble y por mesa puede que la perezosa.

La iglesia se encuentra restaurada .


A la salida de Busnela nos encontramos con el dolmen, aquí es donde Javier piensa que "se me va la olla" cuando le intento explicar de qué va el tema.

La bici te permite hasta leer las piedras,es lo que nos pasó a la entrada del interesante pueblo de Ahedo las Pueblas. Atención al dintel de la puerta del cementerio. Doble clik y se amplía, la foto, que no la vida.

Nos quedan siete km. para llegar a comer a casa, ésta montañesa, es domingo, paella, picasuelos del que se pegan los dedos y manzana asada de postre.









martes, 22 de diciembre de 2009

LA GUERRA INCIVIL

Cuánta gente se quedó atrapada en sus mejores años y en sus días más tristes.
Los "hunos" por convicción, los otros por necesidad.
Pertenecemos a una zona que tuvo la desgracia de formar parte de un "frente estable" durante un año.Un año entero en el que las escaramuzas, incursiones, represalias, "paseos",amenazas, el miedo en definitiva formaba parte del día a día. Mi abuelo me contaba como el simple hecho de sacar el ganado a beber era toda una osadía, pues los "nacionales" calibraban sus disparos teniendo como blanco el único buey que las requisas de los "rojos" (sic) le habían dejado. O cómo le llevaron detenido hasta Mataporquera (15kms) andando, descalzo, sin más compañía que el horror de verse muerto y cómo le salvó la casualidad, la casualidad de que un teniente al mando de la tropa le conocía y le avaló como lo que era, un pobre agricultor que nunca se metía en política.
Cuando era pequeño y entraba en la iglesia, siempre me detenía a leer la inscripción que había para subir al coro. "De un cañonazo murieron tres rojos....". Me llamaba la atención que una iglesia pudiera haber sido bombardeada. Poco a poco entendí que la barbarie no se detiene ante nada. Los "hunos" la usaron como cuartel, los "hotros" la destruyeron para seguir avanzando.
Mi abuelo todas las noches veía las luces en la zona "nacional" y se imaginaba una vida más segura allá, en lo alto del páramo.Una noche de Junio de 1937 huyó con toda su familia, se "pasó" como se decía. Se encontró con que tampoco allí era bien recibido, estorbaban, el "avance" era inminente.
A veces, cuando uno lee en los libros las batallas, las guerras, las vidas de los grandes generales, la historia en definitiva, se olvida de las historias, las verdaderas protagonistas del día a día. Tienen que pasar 70 años para darnos cuenta que lo que verdaderamenta nos impacta son las historias de un pobre miliciano italiano y un pobre agricultor español.

lunes, 21 de diciembre de 2009

LA GUERRA.

Estamos en El Puerto del Escudo, límite entre Cantabria y Burgos.
Dado el valor estratégico de la zona, todo el cordal está surcado por las zigzagueantes trincheras y algún nido de ametralladora. Caminar por ellas o meterse en uno de esos nidos produce unas vibraciones difíciles de describir.
( Un poco por debajo de la línea de cumbre se distingue el zig-zag de la trinchera ).
El 14 de Junio el General Franco " determina llevar a cabo una acción sobre Reinosa y Puerto del Escudo, a fin de provocar, el estrangulamiento de la bolsa creada en torno a la localidad y la destrucción de las fuerzas enemigas, impidiendo su retirada sobre Asturias".
Las masas de maniobra encargadas del ataque serían, entre otras, el C.T.V. y las Brigadas Mixtas "Flechas Negras". El C.T.V ( Corpo Trupe Volontarie ) estaba formado por aproximadamente 35.000 italianos (dependiendo de la fuente consultada) pertenecientes a las divisiones "Littorio", "Llamas Negras" y "XXIII de Marzo". Además de un regimiento y la agrupación "Celere".
Aproximadamente unos 4.000 soldados italianos murieron en la guerra, muchos de ellos en la zona donde nos encontramos, estando sus cuerpos dispersos por distintos lugares, se decide agruparlos, primero en este cementerio de Las Cabañas (Virtus) y en otro cerca de La Estación de Soncillo.

Posteriormente serían trasladados al mausoleo piramidal del Alto del Escudo, donde se distingue con ostentación la M del Duce Mussolini en su entrada principal, y de cuyo mantenimiento se ocupaba un Sr. remunerado por la embajada italiana. En Mayo de 1971 un mortal accidente de autobús acabó con la vida de once familiares que venían desde Italia, ocurrió en el Puerto del Escudo, en la hoy conocida curva de los italianos, sobre mediados de esta misma década se produce el traslado de todos los restos, algunos a Zaragoza y otros serán repatriados.



A partir de aquí dejaron de interesarme todos los datos, fechas, estadísticas etc. acabo de recibir la traducción del texto escrito con fino lápiz sobre la encalada pared de la habitación de una casa en la que acaso pernoctaron varios días y que se encuentra a pocos metros de donde posiblemente tuvo que ser enterrado su autor, o no. Dice así: "AQUÍ SE PASAN LOS AÑOS MÁS BELLOS Y LOS DÍAS MÁS TRISTES". La he tenido que leer otra vez: "AQUÍ SE PASAN LOS AÑOS MÁS BELLOS Y LOS DÍAS MÁS TRISTES".
Llamo a Rosa (la traductora ) y le pido que me lo diga en italiano: "QUI SI PASSANO GLI ANNI PIU BELLI E I GIORNI PIU TRISTI".
No tengo nada más que añadir, pero si alguno se anima, creo que esto puede ser el principio de otra historia además del final de ésta.

domingo, 20 de diciembre de 2009

sábado, 19 de diciembre de 2009

PEÑA SAGRA 2009. VAYA RODAJE.

Si digo que ésta es la ruta más dura que he hecho nunca, a alguno le parecerá una exageración. Todos los que fuimos (10 valientes o incautos, según se mire) volvimos con la convicción de que lo que no te mata te hace más fuerte, y que más nos hubiera valido volver más débiles.
Al grano. La idea era bordear Peña Sagra. Desde Puentenansa hasta Polaciones, pasar a Liébana y volver por la Braña de los Tejos a Lamasón y Puentenansa.
Ya desde la salida vimos que el clima no nos iba a compañar. Una espesa niebla cubría Peña Sagra, así que decidimos tomarlo con calma y parar en San Sebastián de Garabandal, a ver si se nos aparecía la Virgen. Lo que se nos apareció fue la primera dificultad del día. Rafa rompía la cadena y pasamos unos momentos angustiosos intentando arreglar el desaguisado. Suerte que Sito y el Dr. Shimano (Ricardo)estaban allí.
Al poco de salir de San Sebastián, nos metimos entre la espesa niebla. No hacía frío, pero el "calabobos" (podían haber inventado otro nombre) nos dejaba empapados. Otra consecuencia de la niebla es que te pierdes.

Si te pierdes tienes que hacer doble esfuerzo para volver a encontrar el camino.


Andar campo a través.



Saltar paredes cual corzo salvaje


Vamos, como si estuvieramos en plena selva amazónica



Para por fin dar con el camino. Más de dos horas perdidos. Calados. Sin poder ver más allá de 5 metros.


Llegamos al Camino del Potro. La antigua vía de comunicación entre Polaciones y Palencia.Ya sabíamos que no era ciclable, pero no nos acordábamos del peñazo que supone empujar las bicis por un terreno tan duro durante tanto tiempo.



Por fin pudimos montar otra vez y darnos alguna alegría. Estábamos cerca de la Casa del Alemán, llamada así por un teutón que atravesó media europa hasta que su vetusta furgoneta se quedó parada en las inmediaciones de La Laguna, y ahí se quedó.



Paramos a comer en las cabañas de Tromeo. A estas horas ya teníamos que estar casi en Liébana, pero el hombre propone y la Naturaleza dispone.




No os creáis que todo fue sufrir, a alguno le vino de perlas el encontrar la civilación en Pejanda para tomarse el carajillo.



La niebla no nos abandonaba, y la mala suerte , tampoco. Al poco de salir de San Mamés, nuevo pinchazo, más retraso y la fatiga se acumula en las piernas y la cabeza.






Menos mal que por una vez encontramos el camino y llegamos al collado que nos separa de Liébana, el Portillo de las Brañas. Muchas veces nos habíamos imaginado las impresionantes vistas que se contemplan desde allí, pero otra vez será. Ahora tocaba bajar a todo trapo hasta Lamedo (ya en Liébana) y Perrozo, donde dormiríamos.




Una buena ducha, un masaje (sin mariconadas), unas cervezas (que no falten) y con una opípara cena (hay que reponer fuerzas) a la cama.



A la mañana siguiente parecía que el clima nos daba un respiro, se presentaba una maravillosa jornada de bici.





Pero no, otra vez Rafa rompía la cadena, otra vez el Dr. Shimano providencial y otra vez a rezar para que el apaño aguante.





Desde el Valle de Bedoya veíamos a nuestro objetivo y pensábamos que estaba muy alto.




Tan alto que costaba mucho subir. Rampas del 25% camino de la Braña de los Tejos. Esto no está hecho para nosotros.





A alguno todavía le quedaban ganas de hacer fotos.



Bueno, todo tiene que acabar. Descanso y Alfonso marcando la ruta.


Que ¡cómo no!, nos metía de lleno en la niebla. Sin lugar a dudas la parte más dura de toda la ruta. El camino hasta Cires era un barrizal. No podíamos avanzar montados, no podíamos avanzar a pié. El barro se metía por todas partes, la niebla no nos dejaba ver más allá de un metro. Menos mal que el camino no tenía pérdida, era todo hacia abajo. La sensación de impotencia era indescriptible. Más de uno tiró la bici literalmente a la cuneta harto de tanto sufrimiento.



No sé ni cómo pudimos salir de allí. La pista mejoró, quitamos el barro con ramas y montamos en las bicis. Esta es la última foto. Cuando pensábamos que nuestras penas habían acabado, cuando ya veíamos Cires, la carretera y el sol, todavía nos quedaba una última desgracia. Una caída, un susto, ambulancia y fin precipitado de la excursión. Nos dejó tocados por una temporada, pero La Bota sigue rodando.